Necropsia urbana
Esta opinión no pretende desacreditar o apoyar la propuesta de uno de los candidatos a la presidencia de la República, sino destacar el hecho de que en ocasiones a los ciudadanos nos manejan masivamente al tenor de cualquier propaganda y no necesariamente política. Si la pregunta es ¿por qué nos espanta la palabra amnistía?, es fácil entender que son dos cosas: una, por desconocimiento del proceso que implica; dos, por el contexto en que se manejó para desacreditar al individuo que la propuso. El origen del concepto de amnistía que proporciona el Diccionario Jurídico Mexicano (1994), de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (escrito por Monique Lions ) es el siguiente: "En México, la Comisión de Constitución propuso en el Congreso Constituyente de 1856 que el indulto y la amnistía correspondieran al Ejecutivo, a diferencia de los precedentes que los concedían al Legislativo; en efecto, el proyecto primitivo de la Comisión consagraba la facultad del Presidente de la República para “conceder amnistías e indultos por delitos cuyo conocimiento pertenezca a los Tribunales de la Federación”. Después de una larga discusión, se aprobó por la escasa mayoría de 42 votos contra 41 el sistema todavía en vigor hoy en día, que atribuye la facultad de indultar al Presidente y la de amnistiar al Congreso. La amnistía es la eliminación de la responsabilidad penal de un delito. Esta acción jurídica suele ser desarrollada por el Poder Legislativo y afectar a diversas personas que, anteriormente, habían sido consideradas culpables de una violación a la ley. Es importante distinguir entre amnistía e indulto. El indulto también es un recurso que extingue la responsabilidad penal, pero el autor del delito sigue siendo considerado culpable. Es decir, el indulto sólo perdona el cumplimiento de la pena; la amnistía, en cambio, se aplica sobre el propio delito (se perdona el delito, no la pena). Esto significa que la amnistía logra la extinción de la responsabilidad civil o penal y borra los antecedentes; la amnistía también puede generar consecuencias retroactivas. Estas características de la amnistía convierten a esta herramienta en algo polémico; para muchos, la amnistía puede ir más allá del perdón y convertirse en una vía a la impunidad; lo habitual es que la amnistía se decrete en circunstancias de cambio político o social, implicando el perdón de delitos cometidos en un régimen pasado. Pero la amnistía ni es nueva, ni será la primera vez que se proponga en México; en días pasados con 40 votos de todos los partidos políticos a favor y cero en contra, la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México aprobó una reforma que implica una “amnistía” para más de 500 jóvenes; así también los guerrilleros miembros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) quedaron bajo el amparo de la “amnistía” que se decretó inmediatamente después de la creación de la Comisión de Concordia y Pacificación y que continuó a pesar de que sus miembros (EZLN) guardaron silencio; y no olvidemos las amnistías fiscales que han utilizado en nuestro país. Como dice mi compadre Badillo: después del pan, la educación es la verdadera necesidad del hombre… * El autor es presidente de la Comisión de Difusión del Instituto de Investigación Jurídica de la Universidad de la Californias Internacional.
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