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Por razones comerciales me ha tocado compenetrarme con la llegada de las marcas gasolineras del extranjero a México, lo que ha resultado en una mal entendida ilusión para cientos de miles de automovilistas mexicanos. Muy pocos entienden que en realidad, se trata de una guerra de aditivos más que de “gasolina americana” como muchos la esperaban. Algunas marcas como Exxon o Arco sí han importado algunas pipas de gasolina de California, pero no es la totalidad del combustible que venden, otras como BP y Chevron ajustan la “gasolina base” a niveles de calidad propios con sus aditivos. En esta guerra, son los fabricantes de aditivos los que han ganado, por si no lo sabías, hay algunos envases que tienen el mismo producto, pero con distinta etiqueta según el cliente, como Akron, que le entrega a varias “marcas extranjeras”. ¿Por qué pasa eso? Es muy sencillo: ninguna de las grandes marcas tienen la infraestructura para almacenar su “gasolina propia” en México, la reforma energética solo contempla una guerra comercial de cambios de nombre y efectos que liberan el precio de la gasolina, pero solo hasta cierto punto, porque los salvajes impuestos mantienen la necesidad de precios altos. Los gasolineros mexicanos convertidos en franquiciatarios, están sumidos en una guerra comercial muy válida y necesaria en beneficio del consumidor, pero no por la calidad de la gasolina, porque es la misma con su aditivo, sino por la honestidad en el despacho y la atención al cliente. De esta forma vemos como ECCO muta a Arco y pegó primero; Gasmart con su enorme infraestructura muta a Chevron y repunta en sus ventas apoyado por su buen servicio al cliente; BP se asoció con gasolineros pequeños pero tiene fuerte su “branding” y una estricta auditoría interna, y Rendichicas refuerza su exitosa campaña comercial y prestigio con las “pruebas de litro” con nueva imagen y aditivo alemán. En suma todos, están haciendo un buen trabajo, es la parte destacada del tema, pero ¿qué falta?, sin duda, que el consumidor entienda el proceso. A meses de la llegada de las marcas extranjeras, veo que clientes siguen sorprendiéndose por las pipas de Pemex en estaciones “americanas”. También muchos se preguntan por qué siguen los mismos dispensarios. Sé de buena fuente que más allá de los aditivos, las marcas extranjeras vigilan la honestidad del despacho para evitar aquel viejo fantasma que tanto dañó al sector gasolinero en México, incluso algunos han tenido que cambiar su sistema de control volumétrico. Ahí ha ganado el consumidor. Solo falta entender que la gasolina no bajará por la llegada de marcas fuereñas, porque es la misma gasolina con los mismos impuestos. Ni Oxxo hará su gasolina, aunque ya tiene estaciones en el Centro del país, ni Soriana dejará de vender abarrotes para hacer gasolina, aunque ya tiene estaciones. Ellos al igual que las conocidas en la frontera, usarán gasolina Pemex y solo algunos cuantos importarán una parte del producto debido a lo caro que resulta la distribución. Bienvenida la guerra de aditivos, pero sobre todo, bienvenida la guerra comercial sana y válida para ganarse al consumidor con litros completos y buen servicio. *El autor es periodista con 25 años de carrera, ha encabezado noticieros en la televisión internacional; ganó el premio Nacional de Periodismo y ha sido académico.

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