El mundo me da vueltas
Si bien es cierto que llevo una dieta cetogénica que me ha hecho disminuir mas de 10 kg de peso y casi dos tallas en la ropa, no me refiero a ese tema sino a uno más relevante: lo que tiene que hacer el próximo Presidente Municipal de Tijuana para eliminar todo lo que sobra en el Ayuntamiento. La “grasa” municipal. Extrapolando el concepto, necesitamos un Gobierno Municipal “delgado”, fit, sin excesos. Ha crecido tan caóticamente la ciudad que ya no es posible seguir realizando funciones y gastando dinero en temas que duplican y a veces hasta triplican funciones que se hacen con el Estado y la Federación. La ciudad necesita volver a centrarse en la básico, en lo elemental, en su necesidades urgentes sin dejar de pensar en su futuro inmediato y de largo plazo. Un gobierno reenfocado a proyectos concretos y si tanta departamentalización sería una buena forma de empezar. Yo empezaría por eliminar dependencias completas: ahí está Educación y Desarrollo Económico, solo para empezar. La primera con un claro enfoque para que la Federación retome una función que le corresponde constitucionalmente y la segunda que fácilmente puede delegarse a uno o dos organismos empresariales o mixtos, que propongan una política de largo plazo en el crecimiento empresarial y económico. Luego tenemos casi toda el área social que además de solo “servir” para política electoral del gobernante en turno, la realidad es que casi todas son funciones que la Federación y el Estado desarrollan con medianos resultados. De ahí solo rescataría temas como la administración de unidades deportivas y culturales (que bien pueden pasar a Obras Públicas), con jefes de área que promuevan ante los grupos organizados de la sociedad civil un calendario de actividades en ambos temas. De lo demás, todo me parece bastante prescindible, incluido el DIF municipal. Obvia decir que hay tantos rubros presupuestales tan superfluos y exagerados en su gasto como la publicidad gubernamental, los exagerados gastos de representación, los asesores/aviadores y personal adicional, que ahí siempre hay “tela” de donde cortar. Estas ideas podrían parecer muy extremas, pero la realidad es que cuando no te alcanza el dinero que recaudas, es preferible concentrar presupuesto y personal en lo que realmente se necesita y hemos postergado por tanto tiempo: el mantenimiento y desarrollo urbano, la solución de los problemas de movilidad y sobre todo el orden y seguridad de la ciudad. Entiendo que hay que tener sensibilidad y apoyar a la población vulnerable, pero los beneficiarios de programas sociales es una mínima parte de la ciudadanía contra los que representamos una inmensa mayoría que no llegamos a tiempo a nuestros trabajos y hogares por estar hundidos en una ciudad en caos, sin movilidad. Los ciudadanos clamamos por vivir con tranquilidad, que nuestros hogares y lugares de trabajo estén resguardados y que nuestros niños, mujeres, hombres y adultos mayores podamos caminar con tranquilidad por nuestras calles. Reenfocar el esfuerzo y el presupuesto (de casi 8 mil millones de pesos anuales) a lo que necesitamos, es una excelente forma de resolver, uno a uno, nuestros retos. ¿Qué prefieres: un programa de empoderamiento de la mujer o que cambien la semaforización? ¿Una escuela primaria “municipal” o que reconstruyan 100 calles de las colonias donde vivimos? ¿Una “macro jornada de salud” o una ciudad con accesos jardinados y bellos? ¿Tres “secretarios municipales” y su personal o un nuevo puente que nos libre de un conflictivo trafico en el Centro? Sé que todos los temas son importantes pero así como estamos, no avanzamos ni en uno ni en otro y hay que establecer, como en cualquier lado, prioridades. Y quizás podamos diferir en el orden, pero el desarrollo urbano de la ciudad, la seguridad de sus habitantes y una convivencia social y en orden, deberían ser nuestras tres prioridades. Todo lo demás, literal, todo, puede esperar. * El autor es empresario, turistólogo y un enamorado de su ciudad.
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