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El domingo: Día para honrar a Dios

1) Para saber Hay un refrán que dice: “Es de bien nacidos ser agradecidos”. Cuando el papa Juan Pablo II estuvo en Polonia visitó su pueblo natal, Wadowice, y quiso acudir a la parroquia en donde fue bautizado. Se encontró la agradable sorpresa de que habían rodeado de flores la pila bautismal donde había recibido el sacramento en 1920. El Papa se arrodilló ante ella y la besó reverentemente. Era una muestra clara de su agradecimiento hacia Dios por tan gran don. Ciertamente hay que saber dar gracias siempre sin olvidar los bienes que hemos recibidos. Es precisamente el día domingo, un día destinado a recordar los beneficios recibidos por Dios; es un día diferente para tener una relación especial con nuestro Padre Dios. El Antiguo Testamento nos pone el ejemplo de Dios mismo que el día séptimo “descansó”. Pero este descanso, nos dice el pontífice Juan Pablo II, no se debe entender como “no hacer nada”, sino que fue para contemplar lo que ya había creado los seis días anteriores (cfr. “El día del Señor”, n. 11). Esos textos de la Sagrada Escritura en que nos hablan del “descanso” de Dios, nos han de motivar para que contemplemos la creación de Dios y le demos gracias por habernos creado. 2) Para pensar En ocasiones algunas personas preguntan por qué si en la Biblia se mandan algunos preceptos, ahora ya no se cumplen. Por ejemplo, preguntan por qué si dice la Biblia que no se hagan imágenes, ahora sí se hacen. En primer lugar habría que aclarar a cuáles preceptos se refieren, pues hay algunos preceptos que al ser fundamentales no cambian, pero hay otros que al no ser esenciales, nada pasa si cambian. En el caso de las imágenes se puede contestar que también en varios pasajes de la Biblia se escribe como Dios manda que sí fabriquen imágenes. Por ejemplo, cuando manda construir el Arca de la Alianza, dice que fabriquen unas imágenes de ángeles (cfr. Ex. 25,18). Las prescripciones relativas al culto son las que han variado: Cómo debía ser el altar, cómo se debía vestir el sacerdote, cómo debía ser el templo, etcétera. Aunque las prescripciones del culto han ido variando en cuanto a la forma de hacerlo, sin embargo, lo que no ha cambiado, ni cambiará nunca, pues es el fundamento de la vida moral, es el Decálogo, los diez mandamientos de la ley de Dios. El Romano Pontífice nos recuerda que el mandamiento de honrar a Dios el séptimo día no está incluido junto con los otros preceptos del culto, sino que es uno de los diez. La razón nos la da el Papa en la Carta Apostólica “El día del Señor”, en donde nos dice que este mandamiento es para el hombre “una expresión específica e irrenunciable de su relación con Dios” (n. 13). Aunque toda la vida del hombre y todo su tiempo debe vivir alabando y agradeciendo a Dios que nos cuida como un Padre y nos otorga sus dones, el hombre necesita también momentos de oración explícita, y el “día del Señor”, el domingo es, por excelencia, “el día de esta relación, en la que el hombre eleva a Dios su canto, haciéndose voz de toda la creación” (Ibid., n.15). Con este mandamiento, en un primer momento, se nos “invita a recordar la obra grande y fundamental de Dios como es la creación” (Ibid., n.16). Pensemos si el domingo lo utilizamos únicamente para distraernos en muchas actividades, o si incluimos en él una mirada agradecida hacia el Señor. 3) Para vivir Es fácil observar que el domingo es un día “bien visto”: Un día que muchos anhelan para realizar actividades que no suelen hacerlas entre semana: Divertirse, practicar un deporte, ver una película o incluso dormir más. Sin embargo no podemos limitarnos solamente a esas cosas. El descanso del domingo, nos dice su santidad Juan Pablo II, tiene “un valor típicamente sagrado: El fiel es invitado a descansar no sólo como Dios ha descansado, sino a descansar en el Señor, refiriendo a él toda la creación, en la alabanza, en la acción de gracias” (Ibid., n.16). Esta alabanza y acción de gracias la podemos hacer a cualquier hora, pero tiene especial valor si la hacemos durante la Santa Misa. José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero en Computación por la UNAM y Doctor en Filosofía por la Universidad de Navarra (Cualquier comentario o sugerencia: e-mail padrejose@ich.edu

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