El arte de la guerra
“Hay políticos que son como los nogales… ¡No dejan crecer nada bajo su sombra!” El filósofo de Güemez Un proceso electoral exitoso otorga a los candidatos ganadores legitimidad y representatividad reflejada en un alto porcentaje de participación electoral. Esto no ha sido el caso de nuestro estado, donde somos líderes en abstencionismo, fenómeno que aumenta en las elecciones federales intermedias donde solo se votan diputados. Esto se ha convertido en un aliciente para los partidos políticos, que a través del voto corporativo y comprado consiguen llegar el poder con representatividad mínima. Mientras menos vote la ciudadanía más fácil es para ellos operar el triunfo. El alto abstencionismo se acentúa más en nuestro estado debido a que tenemos cuatro procesos electorales por sexenio. Una ciudadanía harta votó por presidente de la república en 2012, gobernador y alcaldes en 2013, 2015 diputados federales, y 2016 alcaldes. Todos estos acompañados de sus congresos. Adicional al enorme gasto electoral de cada proceso, los políticos están más concentrados en la próximo elección y su respectivo “hueso” que en cumplir sus encargos presentes, esto independiente de las “vedas electorales” de cada elección que toman como vacaciones o en buscar el próximo puesto. Como solución, el Congreso Estatal anterior promulgo en Junio 2015, una Reforma Electoral efectiva a partir del 2019. Adicional a haber generado reglas (ciertamente acotadas) para candidaturas independientes y revocación de mandato, el principal logro de la reforma fue lograr el tan ansiado empate electoral al proceso federal, y la posibilidad de reelegir alcaldes y diputados estatales. Con esto tendremos dos procesos electorales cada seis años en lugar de los cuatro actuales. Para lograrlo, se debe dar una transición en la elección del próximo gobernador y alcaldes, cuyo periodo seria de dos años, volviendo a elegirlos en 2021 en las elecciones intermedias para diputados federales. Debido a la posibilidad de reelección, alcaldes y diputados en su primer periodo tendrían la posibilidad de ser reelegidos si están en su primer periodo de gobierno, no así el gobernador que sería de transición. Un gobernador de dos años genera inquietud en el entendido que este corto tiempo pudiera generar limitantes para una buena labor de gobierno, por lo que algunos grupos de interés han analizado la posibilidad de modificar el próximo periodo de gobernador de dos a cinco años. Si bien esto también lograría el empate electoral pero en la elección a Presidente de la Republica, valdría la pena entender las razones de la Reforma Electoral 2015. El empatar la elección a gobernador con la intermedia federal (2021), aseguraría que la agenda a debatir sea local, sin la inferencia de figuras nacionales, e incrementaría la votación en un proceso que históricamente ha sido bajo. Si bien un término de dos años pareciera corto, un gobernador de seis años tampoco es garantía de buen gobierno. Jurídicamente, nuestra Constitución establece que cualquier cambio en las leyes electorales deben publicarse 90 días antes del inicio del proceso electoral. En el caso de BC, el proceso 2019 inicio el 9 de Septiembre pasado. Al efecto también existe jurisprudencia por parte de la SCJN, que valida el principio de certeza en materia electoral donde los participantes deben conocer el mismo en las fechas límites establecidas previo al ejercicio del poder público. Resumiendo, no se pueden cambiar las reglas del juego cuando el juego ya comenzó. * El autor es Presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Publica del Estado.
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