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"Por el derecho a la libertad de expresión" En la ciudad de Nueva York un abogado racista se quejó ante el supervisor de un restaurante al que, se puede inferir, asiste diariamente a consumir sus alimentos, porque los trabajadores y la gente recibiendo atención estaban hablando en español. Envalentonado, gritaba quejándose mientras esgrimía hacia todos lados su teléfono, invocando a las autoridades y amenazando con llamar al ICE para que detuviera a quienes estaban cometiendo el delito. Durante el transcurso del video se escuchan las voces de mujeres enfrentándolo y burlándose de él a carcajadas, mientras que otros comensales solo miran asombrados la ridícula escena. El valentón aparece el día de ayer en otro video rodeado de periodistas, entre otros los del New York Post, que le preguntan sobre la escenita que ejecutó, pero el cobarde se cubre la cara con un paraguas mientras corre agachado, tratando de evitar que lo entrevisten. Aunque este desagradable suceso tiene un final grotesco que desmiente la actitud agresiva de este abogado, la situación real en USA es preocupante. Los actos racistas son más frecuentes de lo que se piensa. Sucesos que han sido filmados en las grandes tiendas o en centros comerciales, han sido agresivos y, en algunos casos, se han hecho manifiestos los golpes o empujones. La tendencia hacia la discriminación de los migrantes o de quienes estamos viviendo en USA, sin importar cuál sea nuestra situación legal, es peligrosa, aunque no sé qué tanto se ha incrementado. Lo que sí creo que tiene un impacto fuerte en este tipo de actitudes, es, sin lugar a duda, la forma despectiva como se expresa Donald Trump de las minorías raciales. Ante esto, algunas personas se autorreprimen y adoptan actitudes extremas para no ser agredidos. Por ejemplo, no usan lentes obscuros dentro de los comercios, procuran no tocar lo que no van a comprar, no enfrentan a los otros clientes en discusiones, mantienen las manos fuera de las bolsas, etcétera. También hay un impacto grave de parte de las autoridades mexicanas que no ha tenido el valor para defendernos en el exterior. Las respuestas deben darse responsablemente en los niveles en que se hacen, Peña Nieto debe rebatirle a Trump, pues ese es su nivel y su competencia. Sin embargo, no lo hará, pues no tiene las agallas ni le interesa responder. En nuestro nivel de ciudadanos comunes y corrientes los mexicanos siempre hemos respondido en los momentos de los ataques, y lo hemos hecho con mucha dignidad. Por el contrario, nuestras actitudes racistas hacia los indígenas mexicanos, los migrantes, hacia las personas con necesidades especiales o de color más oscuro y contra los residentes bajacalifornianos llegados del Sureste mexicano, son del mismo tamaño o más graves. Pagamos en casa lo que nos hacen en el extranjero. La realidad es que nadie debería de ser objeto de discriminación de ningún tipo. Todas las personas somos iguales, debemos tener los mismos derechos y gozar de todas las consideraciones humanas. No obstante, la realidad es que estamos expuestos al maltrato cuando las sociedades están regidas por el ejercicio del poder del más fuerte, del que tiene más recursos económicos o de quienes viven en los países superindustrializados. Vale. * El autor es licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.

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