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Casillero

“No dejes que se muera el sol, sin que se hayan muerto tus rencores” Mahatma Gandhi La semana pasada se celebró un año más del nacimiento de Mohandas Karamchand Gandhi, este gran hombre que, sin disparar una sola bala, logró la independencia de India en el año 1947 siendo su primer ministro Jawaharlal Nehru. Cabe destacar que Gandhi nunca aspiró a ser su Presidente, siendo asesinado al año siguiente de la declaración de independencia de India a manos de un radical hinduista. Lamentablemente el sueño de Gandhi de un único país, se vio truncado con la separación del estado de Pakistán. Se dice que desde pequeño su madre le enseñó a respetar a la naturaleza y desde luego a los seres humanos independientemente de su origen, religión o raza. A los 18 años se muda a Londres para estudiar derecho, a su regreso a India tuvo dificultades para ejercer su profesión, sin embargo, se le presentó la oportunidad de trabajar en Sudáfrica, empleo que aceptó, motivado por la lucha de resistencia y desobediencia civil no violenta que estaban llevando a cabo sus compatriotas ante la presión y discriminación del país hacia los hindúes. Estuvo viviendo en Sudáfrica 22 años y logró que los hindúes en aquel continente fueran respetados, por lo que a su regreso a la India buscó crear un partido político que defendiera los derechos de sus habitantes contra los abusos del gobierno inglés del cual dependía su patria. Se le recuerda, además de lograr la independencia de India, por su casi tres décadas de perseverancia en un activismo pacífico fundado en la no violencia y en la fuerza de las convicciones. Sin embargo y no menos importante fueron sus enseñanzas, como lo fue la abolición de las castas, la justicia social, la transformación de las estructuras económicas y la concordia entre religiones. Fue un hombre de gran austeridad y modestia, que se quejaba del título de Mahatma ('Gran Alma') que le había dado el poeta Rabindranath Tagore, a su regreso de Sudáfrica. En un país en que la política era sinónimo de corrupción, Gandhi introdujo la ética en la vida pública a través de la palabra y el ejemplo. Vivió en una pobreza sin paliativos, jamás concedió prebendas a sus familiares y rechazó siempre el poder político, antes y después de la liberación de la India. Tal idiosincrasia ha convertido al apóstol de la no violencia en un caso único entre los revolucionarios de todos los tiempos, y en el más admirado de los líderes espirituales modernos. No cabe duda que Mahatma Gandhi forma parte de ese selecto grupo de personajes que, con su pensamiento, pero sobre todo su acción, cuestionaron y llegaron a alterar el establishment político e ideológico del mundo en el siglo XX y se erigieron en referente de todo tipo de movilizaciones contra la injusticia; para calibrar su influencia basta recordar que fue el modelo inspirador de líderes y activistas como Martin Luther King o Nelson Mandela. Mi profunda admiración por este gran y sencillo líder. * El autor es asesor empresarial en cabildeo.

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