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Casillero

“El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones". Winston Churchil Qué extraño sería escuchar que en México renunciara un Presidente por algún escándalo de corrupción y más aún que renunciara también a sus posiciones dentro de su partido político. En España ha ocurrido y lejos de convertirnos en fiscales de un caso tan desconocido como lejano, no deja de llamar la atención la enorme diferencia entre líderes como Mariano Rajoy que después de sufrir un caso de corrupción que involucraba a su partido, renuncia sin impugnaciones a la presidencia del gobierno español y 4 días después lo hace también a la dirigencia del Partido Popular, casos muy diferentes a los de un Bashar al-Ásad, presidente de Siria desde el año 2000 al suceder a su padre que duró 29 años hasta su muerte y que por su necedad de permanecer al frente de ese país, ha provocado más de 510 mil muertos en 7 años de lucha; o el de Nicolás Maduro, el camionero que a la muerte de Hugo Chávez se convirtió en presidente de Venezuela en 2013 y que con diferentes artimañas ha logrado torcer la ley para asegurarse una presidencia por lo menos hasta 2025. Efectivamente, en España sucedió algo pocas veces visto en las modernas y verdaderas democracias. Resulta que, tras una denuncia de corrupción que involucraba a empresarios y funcionarios del Partido Popular, resultó responsable y fue condenado a 33 años de prisión por aceptar sobornos, lavado de dinero y evasión fiscal, el ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, lo cual dio pie a que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) presentara una “moción de censura” contra el gobierno de Rajoy, en virtud de que en la sentencia, el tribunal puso en duda la credibilidad del testimonio de Rajoy, que tuvo que declarar como testigo en el juicio. Los diputados españoles votaron la semana pasada al respecto, consiguiendo que se aprobara su salida con 180 de los 350 diputados. Con ello se dio por terminado un gobierno que inició en 2011 y que le tocó sufrir innumerables turbulencias como lo fue el caso de Cataluña y su intento por independizarse de España. Sin embargo, el daño no quedó ahí, ya que 4 días después Rajoy anuncia también que abandona la presidencia del Partido Popular, poniendo fin a casi 40 años en política en las que ocupó diversos cargos. Qué lejos estamos de tener a verdaderos estadistas y no solo políticos, que arriesgan todo por lograr un mejor país. David Cameron, en Inglaterra, es otro vivo ejemplo de ello, ya que después de ser reelecto en 2015 para un segundo periodo, promueve un referéndum relativo al Brexit y tras conocerse la decisión del pueblo británico de abandonar la Unión Europea, dimite como primer ministro, pero también como miembro del Parlamento en 2016, algo que en México ni en los peores sueños lograremos que ocurra. El autor es asesor empresarial en cabildeo.

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