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Casillero

“Esforcémonos en vivir con decencia y dejemos a los murmuradores que digan lo que les plazca.” Moliere Recuerdo de manera muy vívida cuando me tocó participar en una campaña de limpia en Tijuana, organizada por grupos ciudadanos hace muchos años y en la cual participé en la recolección de basura en la zona de Camino Verde. Justo al estar realizando nuestra jornada comunitaria me abordó una mujer de aproximadamente 50 años que al vernos realizando la limpieza que ella y sus vecinos no hacían, me dijo en tono de queja: “Esto en Veracruz no sucede, allá la gente no es tan cochina”. Frente a ese comentario opté por entablar una conversación con aquella mujer y le dije en tono sorprendido, “supongo que Usted debe ser de allá, verdad?” y fui mas allá al cuestionarle: “y que hace por estas tierras tan lejanas al cielo jarocho?” a lo que me contestó que simplemente se encontraba de paso, sin especificarme mas, pero que me hizo preguntarle desde cuando estaba de paso en Tijuana, a lo que me respondió que desde hacia 17 años. Su respuesta me hizo entender tantas cosas que no comprendía de la Ciudad. Porqué muchos de sus habitantes no se preocupan por Tijuana, no buscan hacerla florecer, colaborar en ella, embellecerla. No lo hacen por el hecho de que no han cortado el cordón umbilical que los une con su “patria chica” a la que anhelan regresar, pero que difícilmente lo podrán hacer. Es muy común escuchara algún habitante de Tijuana presentarse frente a algún extraño y decir, vivo en Tijuana, pero soy de Puebla, como si les avergonzara decir que viven en esta bendita Ciudad que nos bendice con el pan de cada día y nos permite tener, en la mayoría de los casos, un modo honesto de vida. Tijuana es grande porque recibe al migrante que en su lugar de origen no ha logrado el desarrollo al que todos aspiramos, con un crecimiento poblacional del doble de la media nacional, que crece 2.5 hectáreas diarias, vecina de la segunda ciudad más importante, del estado mas importante, del país más importante del mundo. Con un ingreso muy superior a la media nacional, Tijuana se inunda cada semana con más de 170 mil cheques de salarios que genera la industria maquiladora y que representa el 23% del total nacional y que junto con las demás áreas productivas mueven una economía pujante, que además registra millones de cruces fronterizos anuales. Sin embargo, hace falta trabajar más por desarrollar el amor por la Ciudad, tan necesario para preocuparnos y ocuparnos por ella. Tanto el gobierno como la sociedad no hemos sabido infundir en nuestros hijos el cariño y arraigo que nos hagan sentir orgullosos de esta tierra y mientras eso no se de, será muy difícil lograr los cambios que se requieren. Se debe de apuntalar desde las escuelas y trabajar en lo que se ha dado en llamar, una cultura de pertenencia, que nos haga sentirnos orgullosos de este pedazo de México que nos cobija todos los días. * El autor es asesor empresarial en cabildeo.

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