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Águilas y serpientes

El concepto de la participación ciudadana esta muy choteado en México, principalmente porque muchos gobiernos lo tomaron de bandera para fines electorales y demagógicos, pero en la práctica, pocos son los que pueden presumir de ello. Vamos recordando algo de ella desde el punto de vista práctico. Hablar de la participación ciudadana, es hablar de un tema trascendental para el desarrollo de la sociedad y el fortalecimiento de la democracia participativa. La participación ciudadana no es otra cosa que los mecanismos que pretenden la integración de la comunidad en el quehacer político. Se trata de que la población tenga acceso a las acciones y decisiones que toma el Estado en cualquiera de sus tres niveles (nacional, regional y local), sin necesidad de tener afinidad política o trabajar dentro del aparato del Estado. Su función no es sustituir en sus funciones al gobierno, sino ayudarlo a hacer las cosas y evaluarlo constantemente, cuestionando las políticas o decisiones erradas que tenga, o apoyando las que son significativas para el desarrollo de la sociedad. Lamentablemente la gran mayoría de ciudadanos desconoce lo importante que es la participación ciudadana. Entonces, la tarea más importante ahora es motivar a la sociedad para que se informe y deje su zona de confort. La participación la hacemos todos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, empresarios, trabajadores y campesinos, sin exclusión. Literalmente, “no vale rajarse” o permanecer indiferente. Es necesario saber que hay dos clases de organizaciones de la sociedad civil: las que se encargan de brindar apoyo a grupos vulnerables y las de activismo ciudadano directo. Su labor es un arduo trabajo de mucha gente que actúa de manera gratuita y altruista. Ya no estamos en época de hacerse a un lado. Aquí las redes sociales son las que juegan un papel fundamental si se les controla positivamente y dejan de manipularlas la gente perversa, tóxica y negativa. La participación ciudadana favorece nuestra vida y convivencia diarias. Al final, todos debemos apuntar hacia un mismo horizonte, sin distingos de clases sociales, partidos políticos, creencias religiosas, etcétera. De nosotros depende hacer que esta participación sea constante, diversa y sin limitaciones. Los ciudadanos queremos y podemos debatir con nuestras autoridades, sin caer en los insultos, concertando y discutiendo de manera ordenada, en donde la autoridad nos escuche (o hagamos que nos escuche), y en conjunto desarrollar ideas que traigan políticas de gobierno acertadas. La sociedad ha hecho un llamado con su voto, a que desea ser un elemento activo en el desarrollo del país. Entonces no descansemos ni pongamos pretextos. Es de gran importancia que los ciudadanos seamos partícipes de los acontecimientos de nuestro entorno. En nosotros está lograr que se hagan las cosas y se hagan bien. México necesita que todos aportemos, que todos sumemos. Hoy mas que nunca hay que trabajar por el proyecto “México”, y no por proyectos de grupitos políticos, sociales o personales. * El autor es asesor administrativo, presidente de Tijuana Opina y Coordinador de Tijuana en Movimiento.

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