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Adrián Briseño, el músico de 69 años que encontró en Tijuana un escenario

Originario de Guadalajara, Adrián pasó varios años en Estados Unidos, donde se desempeñó como baterista. Hace más de 12 años regresó a México con la idea de retomar su vida en su tierra natal.

Adrián Briseño, el músico de 69 años que encontró en Tijuana un escenario

Tijuana, BC.- En medio del bullicio nocturno de la Avenida Revolución, entre turistas, locales y el ir y venir de la gente, resuena el sonido de una guitarra que acompaña la voz pausada de un hombre de cabello canoso y mirada cansada.

Es Adrián Briceño, un músico de 69 años que encontró en las calles de Tijuana no solo un espacio para ganarse la vida, sino también una forma de mantenerse de pie frente a la adversidad.

Foto: Leonardo González

Originario de Guadalajara, Adrián pasó varios años en Estados Unidos, donde se desempeñó como baterista. Hace más de 12 años regresó a México con la idea de retomar su vida en su tierra natal. Sin embargo, el destino lo llevó a Tijuana, donde sufrió un robo en un hotel que lo dejó sin pertenencias ni dinero para continuar su camino.

Desde entonces, esta frontera se convirtió en su hogar forzado, aunque con el tiempo también en un lugar donde ha encontrado solidaridad.

Yo soy baterista de toda la vida, pero no puedo andar con los tambores en la calle. Aprendí a tocar la guitarra viendo a otros, porque era lo más práctico para poder sobrevivir”, explicó Briceño mientras sostenía con cariño su instrumento.

Con humildad relató que vive solo, sin familiares cercanos, sin amigos y con un tumor que lo acompaña desde hace más de dos décadas, producto de un accidente jugando béisbol. Aunque asegura que no es mortal, se trata de una carga que hace más difícil su día a día.

Foto: Leonardo González

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Desde hace dos años se instala en distintos puntos de la zona centro, principalmente en la Avenida Revolución.

Su jornada comienza por las tardes y termina poco antes de la media noche, cuando regresa a la pequeña vivienda que ha logrado conservar. No tiene un lugar fijo, pues la presencia de la policía a veces lo obliga a moverse de esquina en esquina.

He recibido desde 1 peso hasta 500 pesos. No tengo palabras para agradecer a las personas que me ayudan, porque gracias a ellos sigo adelante”, confesó conmovido, aun con las dificultades del día a día.

Cada moneda, cada billete y, sobre todo, cada palabra de aliento representan para él una razón para seguir.

Foto: Leonardo González

Su historia es la de miles de músicos urbanos que ven en el arte callejero la única manera de sobrevivir. Pero en el caso de Adrián, cada nota es también un recordatorio de que la música no solo se toca con las manos, sino con el corazón.

Para mí es un halago que la gente me dedique su tiempo, que me reconozcan y me hagan sentir que existo en la vida”, expresó con una sonrisa.

Así, entre acordes improvisados, recuerdos de un pasado de baterista y la incertidumbre de cada día, Adrián Briceño mantiene viva su pasión.

Foto: Leonardo González

Su escenario es la calle y su público, la gente que transita por el corazón de Tijuana, quienes con su apoyo hacen posible que la música nunca deje de sonar.

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