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El Imparcial / Tijuana / BBC News Mundo

Sierra Madre, el barco en ruinas de la Segunda Guerra Mundial que está en el centro de la tensión marítima entre China y Filipinas

Un buque cubierto de óxido y con ocho décadas de historia a sus espaldas alberga hoy un destacamento de marines filipinos y es un fortín con el que Manila defiende su soberanía marítima frente a China.

El buque Sierra Madre tiene casi 80 años de historia.

China y Filipinas viven sus días de mayor tensión en años.

Ambos países se disputan territorios en el Mar de China Meridional, entre ellos las islas orientales del archipiélago Spratly y el atolón de Scarborough.

Estos territorios están unos 200 km al este de Filipinas, que los controla de facto, mientras Pekín los reclama como suyos y despliega su fuerza naval en la zona.

Un buque de la Guardia Costera china impactó el pasado domingo de forma intencional contra un barco de suministros filipino.

Los buques de la Guardia Costera china suelen cortar el paso a los barcos pesqueros y de suministro filipinos en aguas más cercanas a Filipinas.

No es la primera vez y tampoco fue un impacto especialmente violento (quedó en un golpe leve sin consecuencias) pero las imágenes, grabadas por un equipo de periodistas filipinos a bordo de la nave, han dado la vuelta al mundo.

Manila ha presentado una queja diplomática por este nuevo encontronazo entre ambos países, cuyas siempre tensas relaciones se han deteriorado en los últimos años.

El barco impactado llevaba suministros a soldados estacionados en un punto clave con el que Filipinas reivindica, frente a China, su soberanía sobre las aguas.

Se trata de un fortín poco usual: el Sierra Madre, un antiguo buque de la Segunda Guerra Mundial.

El buque de los 5 nombres

Cubierto de óxido y con enormes agujeros en el casco, el Sierra Madre reposa varado sobre el banco de arena Ayungin (también llamado Second Thomas Shoal).

En 1997 Filipinas lo colocó estratégicamente en ese lugar, dentro de su zona económica exclusiva a 194 km de la isla de Palawan.

Desde entonces, este buque de desembarco de tanques con 100 metros de eslora es la peculiar base militar con la que -para disgusto de China- el Estado filipino defiende su soberanía en la zona.

Pese a su precario estado, el Sierra Madre alberga un destacamento permanente de militares filipinos.

Hoy maltrecho y decadente, el Sierra Madre tiene a sus espaldas un largo historial que se remonta a la intervención estadounidense en la Segunda Guerra Mundial.

Fabricado en el estado de Indiana, se incorporó tarde a la guerra en noviembre de 1944, bajo el nombre USS LST-821. Transportó suministros por Asia y el Pacífico, lo que le valió una estrella de batalla del Ejército.

Al terminar la guerra en septiembre de 1945 fue enviado de vuelta a Estados Unidos, puesto fuera de servicio y rebautizado como USS Harnett County.

Tras años en la reserva, pasó de nuevo a la acción en 1970: EE.UU. lo transfirió a la fuerza naval de su aliado Vietnam del Sur, que lo usó como buque de transporte logístico tras asignarle un nuevo nombre: My Tho.

Con la derrota de los survietnamitas en 1975, la nave trasladó a unos 3.000 refugiados desde Saigón hasta la bahía de Subic, que albergaba bases estadounidenses al norte de Manila, en la isla filipina de Luzón.

Un año después pasó a formar parte de la marina de Filipinas, primero bajo el nombre BRP Dumagat y finalmente el de Sierra Madre, en honor a la cordillera que recorre la costa nororiental de Luzón, la más larga del país.

En las siguientes dos décadas fue usado como buque de transporte anfibio hasta que, ya en declive, asumió su actual y más célebre misión: proteger la soberanía marítima de Filipinas frente a las ambiciones territoriales de China.

La disputa

Tras iniciar su mandato en junio de 2022, el presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr., abandonó las políticas de acercamiento a China de su predecesor, Rodrigo Duterte, para acercarse más al aliado tradicional del país, Estados Unidos.

Desde entonces, la excolonia española y estadounidense de 100 millones de habitantes se ha mostrado más firme en la defensa de sus reclamaciones frente al gigante asiático, lo que genera peligrosos roces como el acontecido el domingo.

Desde hace siglos el Mar de China Meridional -donde están las islas Spratly y Paracel- ha sido escenario de varias disputas territoriales, pero la tensión ha aumentado en la última década.

Las extensas reclamaciones de China -que incluyen bancos de arena y sus aguas adyacentes- han enfurecido a los países que históricamente se adjudican esas aguas, no solo Filipinas sino también Vietnam, Taiwán, Malasia y Brunéi.

En un intento de reafirmar su soberanía, Pekín ha construido islas artificiales y despliega patrullas navales en la zona.

Esta es una de las islas artificiales que China ha construido en las Spratly para hacerse con el control de la región.

Estados Unidos y Japón, que no tienen parte en el conflicto, han enviado barcos y aviones militares para contener a China y garantizar la libertad de navegación.

Si bien nunca han ocurrido incidentes graves, preocupa que el área pueda convertirse en un foco de conflicto con potenciales consecuencias a escala global, ya que EE.UU. tiene compromisos de defensa tanto con Filipinas como con Taiwán si se vieran atacados.

La importancia de esas aguas

Pero, ¿por qué se consideran tan importantes las aguas del Mar de China Meridional?

Primero, se trata de una ruta clave, ya que por sus esas transita cada año más del 20% del comercio marítimo mundial.

También alberga extensos caladeros en los que faenan buques pesqueros de todo el mundo.

En el caso de los archipiélagos Paracel y Spratly, que están deshabitados, se cree que en sus proximidades pueden yacer reservas de recursos naturales, como petróleo y gas.

No obstante, el área no se ha explorado en detalle y las estimaciones se basan en la riqueza mineral de otras regiones vecinas.

La cuestionada “línea de los nueve puntos”

China reclama la mayor parte del territorio en un área delimitada por la llamada "línea de nueve puntos", que se extiende cientos de kilómetros al sur y al este de su provincia más meridional: Hainan.

En 1947, Pekín publicó un mapa antiguo para respaldar sus reivindicaciones, según el cual las islas Paracel y Spratly supuestamente se consideraban parte de la nación china durante siglos.

Sus críticos señalan que ese mapa carece de legitimidad y ni siquiera incluye las coordenadas del área que reclama, mientras Vietnam alega que China nunca había reivindicado los archipiélagos antes de 1940 y asegura haberlos controlado de facto desde el siglo XVII.

Filipinas, por su parte, argumenta a su favor que es el país geográficamente más próximo a las Spratly.

Manila también se disputa con Pekín el Atolón de Scarborough (conocido en China como la isla Huangyan), un islote situado a poco más de 160 kilómetros de Filipinas y a más de 800 kilómetros de la costa china.

Malasia y Brunéi, por su parte, reclaman territorio en el Mar de China Meridional que, aseguran, se encuentra dentro de sus zonas económicas exclusivas.

En 2013, Filipinas llevó sus reclamaciones a la Corte Permanente de Arbitraje de la Haya, que tres años después le dio la razón al considerar que China había violado sus derechos de soberanía.

El gobierno chino, sin embargo, calificó el fallo como "infundado" y se negó a acatarlo.

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