'Lo comparo con una montaña rusa'
Guillermo García Díaz vivió cuatro semanas en las que su condición empeoraba conforme avanzaba el día, pero lo más doloroso fueron las pérdidas de seres queridos sin despedidas.

Tijuana, BC.- Mi Covid-19 lo comparo con una montaña rusa: La primera pendiente fue cuando me confirmaron la enfermedad, a partir de ahí hubo bajadas, vueltas y subidas que me llevaron a mi niñez, juventud, familia, conciertos y a mi gente. La nostalgia siempre estuvo presente.
Me llamo Guillermo García Díaz, originario de Tijuana, me dedico a la promoción cultural. Actualmente trabajo en el desarrollo de proyectos musicales y gozo la vida.
El 21 de octubre de 2020 tuve gripa, pero creí que era alergia, por el cambio de clima, cinco días después me hice la prueba para confirmar: Ya sabía que era Covid-19 solo estaba esperando una afirmación clínica.
Lo quise saber para tomar un tratamiento o saber qué hacer. ¿Miedo? La verdad soy una persona ansiosa y tengo otros padecimientos de salud mental. También tengo una complexión obesa y antes de que saliera infectado sí tenía miedo a infectarme: todos los días veía cuántos contagios había, muertes, cómo va creciendo la pandemia.
Me puse las pilas, pensé que me acababa de subir una montaña rusa de Covid-19. Fueron tres o cuatro semanas, a pesar de que nunca tuve la necesidad de oxigenación o ir al hospital. Físicamente fue muy molesto, es terrible sentir cómo vas empeorando en tan poco tiempo: en la mañana estás bien, al medio día estás mal y la tarde estás peor y en la noche no sabes qué va a pasar al día siguiente.
Sentir agujas en el pecho, cansancio extremo, como si hubiera corrido dos cuadras persiguiendo a alguien.
Mentalmente es muy jodido: llegué a pensar que sería el comienzo de mis “últimas patadas” y llegué a pensar que me iban a hospitalizar. Me separaron de mi pareja porque traía la carga viral fuerte. Sí llegué a tener esos ratos de soledad mirando al techo, analizando muchísimas cosas de mi vida, agradeciendo todo lo que había sucedido en mi vida y pensando si eran mis últimos momentos conscientes.
Fue un viaje introspectivo: Mi familia, amigos de la escuela, mi desenfreno en una década veinteañera de fiestas rocanroleras, culturales, algunos conciertos en la Avenida Revolución, la música que amé, los conciertos a los que fui, que me encantaron, que me volaron la cabeza.
Fue mucha nostalgia y recuerdo mucho haber encontrado otro sentido. No sé si el Covid-19 me hizo madurar. Tuve y tengo la fortuna de tener un hogar. Tuve muchos familiares y amigos que trajeron despensa. Mi pareja estuvo al tiro con los té, caldo y todo.
En mi viaje me acompañó la canción ‘My sweet lord’, de George Harrison, y la película de Forrest Gump, se me hace que es un viaje a la inocencia de una vida maravillosa; y Dum and Dummer 1 y 2, están buenísimas, esas películas me hacen reír.
Ahora ya recuperado le tomé otro sentido a la ¡vida! ¡amigos! ¡salud!, ¡Bien cabrón, la neta! Me desenganché de todas las cosas banales y de la onda política que es una ilusión, que es una novela que se ha repetido durante siglos y siglos.
Mejor a vivir mi mundo, mi mundo del arte y de la música, y es en donde yo puedo influir para construir un espacio mejor.
También tuve cambios en mi estilo de vida, de repente recaigo en la dieta y esas cosas, pero he bajado 15 kilos. Me he dado más tiempo para mí, creo que eso ha sido muy importante, darme más tiempo para mí, para poder hablarles todos los días, mandarles un mensajito a mis amigos. Creo que eso ha sido muy bueno.
En mi montaña también estuvieron los médicos. Tuve la fortuna de tener dos doctoras que me atendieron y que estuvieron al pendiente de mí las 24 horas y estoy eternamente agradecido. No sé cómo agradecerles. En Navidad mi esposa y yo hicimos un pay. El que pongan sus vidas para salvar a otras vidas es muy grande.
Creo que debemos de replantear esa gratitud y replantear los salarios en México. Considero que los médicos salvan más vidas y les importan más las vidas de los ciudadanos que los políticos, que muchos de los funcionarios públicos.
Hay muchos pasantes que también arriesgaron su vida y muchos que han muerto y creo que se les debe dar el lugar que tienen. Unos verdaderos héroes de esta historia.
Soy sobreviviente del Covid-19, pero, es muy fuerte, la semana pasada perdí a dos amigos, he perdido a otros por el Covid-19, y he sentido el dolor de amigos que han perdido a familiares.
No pude despedirme de mi amigo, no pude estar ahí en ese momento. Para mí ha sido un dolor muy fuerte, perder a esa gente. Es doloroso que mis amigos cercanos también hayan perdido a sus familiares. Tuve a mis padres enfermos en Navidad. También me tocó andar buscando oxígeno, desesperado y andar por todos lados y ver a gente que también necesitaba oxígeno y no encontrar tanques, y que los precios se hayan mezquinamente aumentado y ver a la gente que estuvimos desesperadas por salvar a nuestros familiares. A mí me tocó eso.
Quiero aprovechar la oportunidad que me dio el Universo para cambiar... Si me quedé aquí (no sé la razón) no me voy a quedar a desperdiciar la oportunidad y la verdad es un nudo muy grande el dolor de tanta gente.
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