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El Imparcial / Tijuana / Hondureños

Buscan una mejor vida para sus hijos

Yesenia tiene seis meses de embarazo y hace más de un mes se unió a la caravana migrante dejando atrás a su natal Honduras con la esperanza de conseguir una visa humanitaria que le permita reunirse con familiares de Estados Unidos.

Ella tiene 30 años y dos hijos más que le acompañan en esta travesía junto con su esposo, y es una de las 10 mujeres embarazadas que se albergan en la Unidad Deportiva Benito Juárez habilitada para recibirlos.

Asegura que ha sido difícil viajar en su estado pues en algunos días ha caminado más de 20 kilómetros, pero en el trayecto ha encontrado gente generosa que ha apoyado a su familia, considerando su condición.

La carestía en su País la obligó a tomar la decisión de abandonarlo y buscar una oportunidad que le permita brindarle una vida mejor a sus hijos, por eso no se arrepiente, por más difícil que parezca el panorama ahora.

Héctor Enrique Ponce, esposo de Yesenia, refiere que están en espera de regularizar su situación migratoria y si el bebé nace antes buscará trabajo en esta localidad, porque de no encontrar respuesta del gobierno estadounidense tienen la opción de asentarse aquí o en Michoacán donde viven amigos.

Dijo que no están casados con la idea de cruzar a Estados Unidos, porque por ejemplo aquí en México uno come con mil pesos a la semana y en Honduras es imposible por lo caro que son las cosas y el salario es parecido al de aquí, 120 a 150 pesos diarios, pero no alcanza para lo mismo.

Gladis Aranda también de Honduras se encuentra embarazada con cinco meses de gestación, tiene 30 años y cuatro hijos que dejó en su natal País a cargo de sus padres y su unió a esta aventura con su actual pareja sentimental que tiene apenas 18 años.

Explicó que es el primer hijo de su segundo matrimonio y que la idea de mejorar su vida fue el motor para viajar a otro País pero no le ha sido fácil por los trastornos propios del embarazo aunque eso no ha sido una limitante, para continuar con su viaje pues espera mejorar sus condiciones de vida y enviar dinero a sus otros hijos para que estén mejor.

Lo más difícil es lograr establecerse en algún lugar de manera legal, por lo que piensa que su hijo podría convertirse en un mexicano, algo que no ve mal pues las mujeres embarazadas que han viajado con ella reciben atención médica en los distintos estados donde han permanecido.

No había otra salida, explicó, y aun con los riesgos del embarazo en su viaje, considera que es mejor que lo que tenía.

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