Juan Soldado, de asesino a santo milagroso
Entre el 80 y 90% de quienes acuden al panteón número 1 en Tijuana lo hace para visitar a Juan Soldado.
Marco Antonio Barragán, velador del camposanto, declaró que no son muchos los esfuerzos por mantener en buen estado su tumba.
Añadió que la misma gente que visita el lugar se encarga de conservarla, además de colocarle flores y ofrendas.
Y lo anterior es porque a este personaje se le atribuyen milagros y favores desde hace décadas, principalmente relacionados con los migrantes.
Los fieles
Juan Salazar, originario del sur del país, es uno de tantos que diariamente llegan hasta donde está enterrado Juan Soldado para rezarle.
“Lo que quiero que me ayude es a cruzar a Estados Unidos, voy llegando a Tijuana y aquí varios me comentaron que viniera con Juan Soldado porque es de los que más a ayudado a nuestros paisanos” mencionó en entrevista Juan Salazar Vázquez.
Pero, pocos de los visitantes saben que en este panteón hay dos espacios dedicados a él, el más popular donde está enterrado, pero al fondo hay otro donde lo mataron mediante la ley fuga.
“Y es que en ese entonces ya no estaba permitida la pena de muerte, así que era una especie de condena disfrazada.
“Le daban a la persona la posibilidad de huir pero con un grupo de fusileros apuntándole” señaló el historiador Gabriel Rivera.
La historia
Juan Castillo Morales fue un soldado de 24 años a quien se le acusó por la violación y homicidio de la niña Olga Camacho, un caso que trastocó a la sociedad.
Las investigaciones apuntaron a su culpabilidad, pero hubo quienes creyeron que el autor del crimen fue uno de los mandos militares.
“Tiene que ver con la enorme religiosidad del pueblo mexicano y su cultura, la necesidad de creer en algo y con el paso del tiempo, de voz en voz fue creciendo esta historia hasta convertirse en leyenda” agregó Gabriel Rivera.
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