Mario bautista presume a su papá

Las bellas novias de Mario Bautista, como el influencer llama a sus fans, tienen como “suegro” a Carlos Alberto, un hombre orgullosísimo de su hijo.

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Y Mario tiene como padre a alguien que lo impulsó siempre, desde que era un niño y se disfrazaba de Michael Jackson, soñando con ser cantante.

“Le aprendí muchas cosas. Hoy en día, que alcancé cierto grado de madurez, con todo lo que está pasando en mi vida, la educación que me dieron la agradezco, así como los valores y los principios.

“Le agradezco a mis papás eternamente que me educaran de esa manera.

Ahora puedo entender la importancia de decir ‘gracias’”, comparte Mario con su papá al lado.

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El chico, de 21 años, y el promotor artístico, de 67, están sentados en la disquera Warner para festejar el Día del Padre.

Cuando sonríen, entrecierran los ojos de la misma forma. Sus gestos son iguales y el refrán “hijo de tigre, pintito” les queda corto.

Al reír, sueltan la misma muletilla: un “aaay” alargado que se convierte en carcajadas.

“Este era el más bala, el más chispa. A todo le encontraba salida, y entrada ¡y se salía otra vez! Fue el más cómico de los tres y con él me la pasaba haciendo cosas, nada le daba pena”, recuerda Carlos.

Más que familiares, parecen amigos. Entre ambos hay una vibra de diversión y cariño cosechados cada domingo en las comidas familiares, en las idas a los bolos, en los torneos de billar.

Aunque en la mirada de Carlos se nota el anhelo por el ave que dejó el nido para conseguir 3 millones de seguidores en Twitter y dos shows en el Auditorio Nacional.

“Los hijos son prestados, tienen que volar. Éste voló antes, pero voló muy bien. Estoy orgulloso de que vaya cumpliendo todos sus objetivos.

“Yo no sabía que iba a ser una estrella. No se sabe. El amor hacia un hijo se siente desde que llega, desde que uno lo está esperando”, dice el promotor.

Las “bautisters” también le deben a Carlos que su ídolo tenga ese sentido del humor tan ligero además de que, como dicen, le quedó bien bonito.