Grafiti marca territorio en áreas públicas
El grafiti invade a Rosarito y aunque es un delito el realizar las pintas, son pocas las personas que son turnadas ante el Ministerio Público por esta causa, expuso el coordinador de jueces calificadores de Rosarito, Cristian Vázquez.
Explicó que se torna difícil enviar a los infractores a otras instancias, toda vez que en muy pocas ocasiones se sorprende al grafitero en acción, así que llega a la comandancia de policía como sospechoso, ya que traen los dedos pintados y aún cargan con algún bote de pintura en aerosol o plumón, pero no se puede comprobar su participación en “pintas” y salen libres.
Mencionó que dentro de la policía municipal existe un área de prevención del delito y generalmente es ahí donde se atiende esta problemática, porque la mayoría son menores, por lo que se determina la reparación del daño, con sus padres o tutor como aval.
El juez reconoció que no es fácil combatir este delito, ya que incluso recientemente un hombre norteamericano realizó pintas a un auto y paredes, por lo que fue necesario enviarlo a su país.
El parque de la colonia Lucio Blanco, que se localiza a la altura del cañón Cordero, es claro ejemplo del grafiti que se dispersa por la ciudad, y al que dice José Pérez, un residente del lugar, nadie le gana.
Comentó que incluso en las paredes de este espacio de recreo y deporte, grafiteros profesionales realizaron algunos dibujos para terminar con los problemas de grafiti que hay en el lugar, pero nada funciona porque ya están todos rayoneados.
Aseguró que la mayoría de los responsables de tales acciones son menores que viven en las inmediaciones del lugar, pero dice que ya están cansados de denunciar, porque la autoridad nunca les hace nada.
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