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Las ánimas del Hotel Rosarito

Las ánimas del Hotel Rosarito

En cada pasillo y habitación, se guardan misterios que solo al caer la noche pareciera cobran vida y aterrorizan a sus trabajadores e inquilinos: Son las ánimas que merodean al Hotel Rosarito.



Algunos cantan en susurro mientras los clientes duermen, les mueven las cobijas o dejan ver sus sombras entre las paredes del lujoso hotel.



Un fantasma en el Spa


Una gran casona de dos pisos, mandó construir Manuel Barbachano, dueño del hotel en 1940 para su mujer, María Luisa Chabert, una dama de carácter firme y belleza deslumbrante.



Hoy el lugar esta convertido en un spa, pero son diversas las historias que comparten los empelados.



La última que aconteció dejó paralizadas a las masajistas. Era otoño y apenas comenzaba a oscurecer. Las cinco empleadas recogían sus cosas porque la jornada laboral había terminado.



Comenzaron a apagar las luces cuando de pronto en el segundo piso escucharon que alguien cantaba, era una voz tenue de mujer, un canto suave similar a cuando se arrulla a un bebé.



“¿Quién será, Lupita se quedó arriba, limpiando?”, se cuestionó una de las empleadas.



“No, yo aquí estoy abajo”, dijo con una voz nervosa Lupita.



El canto era cada vez más cercano y no podían ver a la mujer pero escuchaban claramente cómo la voz se acercaba a ellas, desde el segundo piso y bajando por las antiguas escaleras.



“Vamos, vamos ya de aquí”-, dijo gritando una de las masajistas, mientras todas salían corriendo.



Hay quienes dicen que era el espíritu de la bella María Luisa quien aún recorre cada pasillo de la casona y con su voz trata de deleitar a quien se encuentre.



La noche se escuchó el piano


Cuando Manuel limpiaba el salón Chaberts, le gustaba poner el cerrojo porque sabía que sus compañeros eran algo bromistas y no quería que le tomaran el pelo con bromas relacionadas con fantasmas, aunque él era escéptico y no creía en esas cosas, pero un día todo cambió.



Era de madrugada y mientras limpiaba el piso, Manuel escuchó a sus espaldas una fina pieza musical, provenía del piano que estaba sus espaldas.



Pensó que se trataba de otro trabajador que había entrado al salón para espantarlo.



Cuando giró su cabeza y miró fijamente al piano no vio a nadie pero aun la música seguía su curso. El empelado, recayó por varios días del susto pero logró reponerse.



Algunos piensan que se trata de María Luisa, quien busca maravillar a las personas con una buena pieza musical.

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