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La mujer de blanco de la Cuesta Blanca

Cuentan que en la Cuesta Blanca pasan cosas extrañas en la noche. El miedo ha hecho presa de muchos conductores que transitan en la madrugada sobre la carretera libre Tijuana-Rosarito, justo donde se encuentra el matadero de chivos.



Ese punto de la carretera ha sido y sigue siendo escenario de terribles accidentes automovilísticos que han cobrado la vida de muchas personas y por eso don José, un añejo residente del lugar, se resiste a recordar lo que ocurrió aquella terrible noche, hace ya muchos años, porque dice que a los muertos hay que dejarlos descansar en paz, pero al final decide platicar.



Con la piel chinita bajo el efecto de la remembranza, recuerda que esa fatídica noche la neblina era espesa y difícilmente se podía caminar sin tropezar con algo, pero aun así salió presuroso de su casa luego de que escuchó aquel sonido en medio la noche que alertaba sobre un accidente automovilístico. Sí, lo recuerda bien.



Aquello era una tragedia pues a bordo de un taxi viajaba una pareja de recién casados aún vistiendo el atuendo de esponsales, traje oscuro él y el tradicional vestido blanco ella, mismos que iban rumbo a Rosarito, aunque hay quienes aseguran que los novios partieron del Hotel Rosarito donde se celebró la boda, pero en lo que sí coinciden es que el conductor perdió el control de la unidad en la curva de la Cuesta Blanca y el auto dio vueltas hacia la hondonada quedando el novio mal herido y atrapado entre los fierros.



La enamorada mujer pudo salir del auto y con el vestido ensangrentado se dirigió hacia la carretera buscando ayuda desesperada, pues la vida de su amado pendía de un hilo y ella lo sabía.



El dolor de las lesiones sufridas por el accidente era nada contra lo que sentía en el alma y por eso sus gritos eran desgarradores y se escuchaban a distancia entre la callada noche que parecía adivinar lo que ocu rriría después.



En ese solitario tramo de la carretera, recuerda don José, no era fácil obtener ayuda y menos en la madrugada, de hecho cuando él llegó al lugar apenas logró ver entre la neblina a la mujer que se alejaba pidiendo auxilio a los pocos automovilistas que pasaban por el sitio, pero ninguno paraba su marcha.



Mientras tanto en el auto accidentado, el novio perdía la vida poco a poco desangrado a causa de las heridas. Dicen que cuando su amada regresó sin haber logrado ayuda, él ya se encontraba muerto y ella comenzó a caminar y caminar hasta perderse en la bruma y la oscura noche con su dolor a cuestas. Nadie supo si también murió, porque jamás se le volvió a ver.



Hay quienes aseguran que el alma en pena de la novia ronda por la Cuesta Blanca y que su fantasma se aparece en las noches cuando la neblina baja y cubre la carretera. Ella se aparece ataviada con un hermoso vestido blanco y pide “raite” a los automovilistas que viajan por esa vialidad, sobre todo a los taxistas.



Cuentan que si los conductores no se detienen, ella se aparece en el asiento trasero del auto con su vestido teñido de sangre y que un halo la rodea al tiempo que un aire helado invade el auto, haciendo erizar la piel hasta del más osado.



Otros que la han visto y que dicen haberle dado “raite” narran que minutos después de abordar la unidad su figura simplemente se desvanece acompaña da de un lamento. Así que no le asombre encontrarse una noche con la mujer de blanco de la Cuesta Blanca intentando subir a su auto.



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