La novia del panteón de la Puerta Blanca
Enriqueta Gil murió de amor, al menos esa es la historia que ha permanecido en Tijuana por varios años y ha dado vida a la leyenda de “La novia del panteón de la Puerta Blanca”.
Mientras coloca una lápida en un panteón, un viejo marmolero cuenta que por una u otra razón los taxistas se han convertido en los mensajeros para que divulguen que el espíritu de la bella joven anda en pena por las antiguas calles de la ciudad.
El marmolero platica que en vida Enriqueta fue una joven de familia de mucho dinero que vivía en una casona ubicada en la calle Quinta del Centro de la ciudad.
Enamorarse de un hombre apuesto pero sin dinero, fue su desgracia. Su padre al enterarse le prohibió ese amorío y ella, inocente y sumisa, le obedeció.
Apenas pasaron unos meses y su amor por aquel joven seguía creciendo y no verlo la hizo caer en una terrible enfermedad; con el paso del tiempo ella murió.
Pero el gran pesar que cargaba, ni con la propia muerte la dejó descansar allá en su tumba en el Panteón Municipal #1.
Cuenta la leyenda que al caer la noche, el espíritu de Enriqueta, avanza entre las tumbas y sale del panteón en busca de su amado.
El marmolero asegura que han sido los taxistas quienes han tenido un encuentro cercano con la joven y no ha sido nada agradable.
Los taxistas son los que con mayor frecuencia transitan por el panteón, porque es una ruta que deben seguir.
Los que la han visto dicen que fuera del cementerio una joven de piel blanca, cabello oscuro y rizado, con un hermoso vestido blanco y largo, espera que le ayuden.
Al subir, pide a los taxistas que la lleven a la casona de la calle Quinta. Los conductores que le vieron el rostro aseguran que destellaba melancolía, tristeza y soledad.
Les pedía una chamarra prestada porque siempre decía que el frío la invadía.
Al llegar al lugar, la joven dice que al amanecer con seguridad, su padre pagará el servicio y entonces le regresará la chamarra.
Los conductores siempre acceden al ver que el lugar donde vive la joven es de gente adinerada.
Pero cuán grande es la sorpresa, que cuando la joven trata de ingresar a la casa, atraviesa la puerta tal cual un fantasma.
Y cuando los taxistas vuelven al día siguiente, se llevan una terrible y escalofriante sorpresa. Los sirvientes les confirman que la joven que seguramente llevaron era el espíritu de la bella Enriqueta Gil.
Otros dicen que sólo han visto penar en la madrugada dentro del panteón. Recargada en la reja y sollozando, en espera del reencuentro de su gran amor.
Después, a paso lento camina de regreso a su tumba.
Así, el marmolero termina contando la leyenda de la bella Enriqueta, “la novia del panteón de la Puerta Blanca”.
La verdadera muerte de Enriqueta
• Entre los libros empolvados del Panteón Municipal Número 1, donde resaltan los nombres de los fallecidos, aparece desde luego el nombre de Enriqueta Gil.
• Dicen que los restos de la joven están en la sección 3301-Biss, en una tumba en que sus familiares le construyeron una capilla y le pintaron flores de color rosa.
• La realidad es que de acuerdo con el libro de defunciones, la joven falleció cuando tenía 15 años a consecuencia de una neumonía.
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