‘Mis padres no aceptan que soy homosexual’
“Pablo” es un joven de 17 años de edad, originario y residente de la ciudad de Tijuana, estudiante de preparatoria, soltero, vive con ambos padres y una hermana mayor.
Acudió a consulta de primera vez acompañado de su madre, quien mencionó que su hijo estaba confundido porque al parecer no le gustaban las mujeres y quería que le diéramos una terapia, medicamento, o incluso si fuera necesario internarlo para que “no se desviara del camino normal”.
“Pablo” es el menor de 5 hermanos, la madre relató que no tuvo ningún problema durante el embarazo o el parto, su desarrollo trascurrió sin problemas, nunca hubo quejas de conducta en casa o en la escuela, se caracterizó por ser un niño “bien portado”, ordenado, limpio y cuidadoso con sus cosas, desde sus primeros años en la escuela primaria hasta últimamente en la preparatoria había tenido buen rendimiento escolar; además había tomado diversas clases extraescolares, como música y pintura; pero lo único que seguía practicando era la guitarra.
La madre de “Pablo” dijo que ella no se había dado cuenta de que algo estuviera mal con su hijo porque “no era afeminado”; que a su esposo le llamaba la atención que no había tenido novia y le empezó a decir que no le fuera a salir “marica”, por lo que “Pablo” negó su orientación sexual y sólo respondía que no tenía tiempo para novias porque se concentraba en sus estudios.
Una semana previa a la consulta, llegaron algunos rumores a los padres de que su hijo podría ser “gay” porque lo habían visto con un chico que se veía “raro”. El padre se enojó mucho y dijo que su hijo no podía ser “un pervertido”, que lo llevaría con unas mujeres para que tuvieran relaciones sexuales con él y demostrar que “era macho”; “Pablo” le suplicó que no lo hiciera y aceptó que aunque nunca ha tenido pareja o relaciones sexuales, se siente atraído por los hombres; el padre le dijo que prefería que se fuera de la casa a ser el “hazmerreír” de la familia y de los vecinos; que prefería estar muerto a verlo con otro hombre y culpó a la madre por consentirlo demasiado, ya que era el menor.
La madre convenció a su esposo de no dejar a su hijo en la calle y se comprometió a llevarlo al hospital a que “lo trataran”, que tal vez sólo estaba confundido y que alguien lo estaba mal influenciando. “Pablo” escuchó el relato con tristeza y con ojos llorosos, y dijo que nunca había hablado con nadie de lo que sentía, porque su padre siempre hablaba mal de los homosexuales y tenía miedo de su reacción.
Análisis del caso
Tanto a “Pablo” como a su madre se les explicó que la homosexualidad no es una enfermedad física ni un trastorno sicológico que pueda ser curado, prevenido o evitado; tampoco es algo que el individuo pueda escoger, o que sea contagioso.
Se les sugirió acudir a terapia individual y familiar.
La madre aceptó que necesitaba ayuda porque sentía por una parte la presión de su esposo, pero por otra parte, lo único que quería es que su hijo fuera feliz.
Inicialmente solo acudieron la madre y “Pablo” a terapia, algunas veces asistieron sus hermanos quienes le mostraron su apoyo en todo momento. El padre se resistió a acudir, aunque aceptó que su hijo siguiera en la casa. Finalmente después de varios meses en la última consulta asistió; aunque no estaba totalmente convencido, dijo que iría para “tolerarlo”.
Uno de los aspectos más importantes en el desarrollo de todos los adolescentes consiste en definir su identidad sexual. Un adolescente homosexual sufre cambios de carácter continuos como les sucede al resto de los adolescentes y tiene todas las otras características propias de la edad; aunque es cierto que puede tener ciertos problemas añadidos.
Es importante que los padres entiendan que esos problemas no los provoca el propio adolescente sino la sociedad, que con frecuencia no es igualitaria con las personas homosexuales; este ambiente hostil es el que hace que en muchos casos aparezcan tensiones que los padres deben ayudar a combatir, ya que esas tensiones pueden llegar a ser peligrosas si terminan en una depresión o en el suicidio.
A pesar de que el conocimiento y la información sobre este tema ha aumentado, los adolescentes tienen aún muchas preocupaciones, ya que frecuentemente se sienten diferentes a sus amigos y temen ser objeto de burlas de sus compañeros, pueden sentirse culpables o preocuparse de cómo puedan responder sus familiares y seres queridos; temen ser discriminados al tratar de participar en algún deporte, ser admitidos a escuelas o trabajos; además de ser rechazados o acosados por otros.
En la mayoría de los casos, los padres de estos adolescentes no saben cómo reaccionar, se sienten perdidos y a veces enojados, aunque en el fondo, lo que tienen es miedo. Es importante que los padres entiendan la orientación sexual de sus hijos y les den apoyo emocional, ya que con frecuencia tienen dificultad para aceptarlos por las mimas razones que el joven desea mantenerlo en secreto.
A los adolescentes se les debe permitir cuándo y a quien revelarle su orientación sexual; los padres deben proteger el derecho de sus hijos a hablar de su homosexualidad pero también deben tener claro que tienen el mismo derecho a no hablar sobre ella.
Este es un espacio compartido con el Hospital de Salud Mental de Tijuana.
Tel: (664) 607 9090
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