A diez años del Parque Submarino, un proyecto que navega a la deriva

Rosarito BC.- El Parque Submarino Rosarito que inició con el hundimiento del buque Uribe 121 es un proyecto que prometía revolucionar el buceo y el turismo en la costa de Rosarito, cumple este mes una década de su inauguración pero continúa sin infraestructura para su explotación.

Sin embargo, el aniversario llega con un sabor agridulce pues mientras se celebra la puesta en marcha de un museo tras años de abandono, persisten los retos de infraestructura y financiamiento que impiden su despegue total.

Francisco Ussel Heredia, presidente de la Fundación Arrecifes Artificiales de Baja California, explicó que el logro más reciente fue la inauguración del Museo de Puerto Nuevo, donde hay un espacio para una galería de fotos del arrecife, pero por ahora no se abre todos los días ya que falta personal para su atención por lo que se espera que el próximo año puedan operar de forma permanente.

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Turismo acuático

Detalló que este parque submarino es de suma importancia para el impulso del turismo acuático pero desafortunadamente no ha sido muy explotado, por falta de infraestructura que permita a los buzos visitar al arrecife artificial que se fue formando con el hundimiento del buque que fue todo un acontecimiento.

Ussel Heredia, explicó que sí hay buceo en esa zona pero no es fácil ya que tampoco se ha capacitado a personal para hacer los paseos de manera profesional y certificada, lo que complica más la actividad.

Aun así para conmemorar la primera década del hundimiento del buque Uribe 121, se anunció la producción de un documental que capture la historia del proyecto y la visión para los próximos 10 años, la iniciativa busca reactivar el interés de la comunidad y las autoridades.

Hay preguntas que se deben hacer dijo: “¿Merece Rosarito un museo? ¿Merece la ciudadanía esta infraestructura?”, preguntas que, según se expresa, los funcionarios públicos deberían responder con acciones.

Mientras tanto, el arrecife artificial y su museo permanecen como un testamento de un potencial aún no realizado, un proyecto que celebra una década de existencia entre logros frágiles y la esperanza de que una nueva administración le brinde el impulso definitivo que necesita para beneficio de Rosarito, finalizó.