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Trastornos de la personalidad

Hablemos sobre la personalidad, desde sus trastornos. Me sorprende que haya quien vea como un factor secundario las bases biológicas que determinan cómo va a pensar una persona.

Ricardo  Menéndez

Hablemos sobre la personalidad, desde sus trastornos. Me sorprende que haya quien vea como un factor secundario las bases biológicas que determinan cómo va a pensar una persona. Es claro, desde la niñez se manifiestan rasgos, evitativos, muy empáticos, dramáticos, temerosos o preocupones, por ejemplo. En cada uno de nosotros están ciertos rasgos que nos hacen ser como somos. Los dados vienen echados, aparentemente, desde la misma concepción. Cuando estos rasgos se intensifican, hacen un patrón de conducta y generan malestar a la persona o a sus semejantes, entonces le llamamos trastorno. Una cosa es tener rasgos histriónicos y otra es padecer un trastorno con gran dramatismo y cuadros crepusculares. O de tener solamente rasgos evitativos a un franco trastorno esquizoide. Quien no ha escuchado la frase “es así desde chiquito”, es cierto que la infancia es destino, pero hay un paso atrás que tiene que ver con cómo se combinan los genes de tus padres y frecuentemente es muy distinto, cómo entre hermanos, pero también puede ser dominante y escuchar la frase “así son todos en la familia”. Hay dos clasificaciones oficiales en la psiquiatría, el DSM-5 y la CIE-11, la primera americana y la segunda internacional. Las dos muy interesantes pero diversas. El DSM-5 propone directamente diez trastornos, mientras que la CIE-11 lo ve como un espectro desde leve a grave. Los dos tienen razón, tanto se ven patrones muy claros y distinguibles, como un trastorno narcisista o uno antisocial, sin embargo, la mayoría tenemos algún rasgo de ellos. De músico poeta y loco todos tenemos un poco dice el refrán, así la mayoría somos una mezcla de rasgos de la personalidad, en combinaciones muy únicas que nos distinguen de los demás, de hecho, los que tienen un trastorno se parecen mucho entre ellos. Quien no caería en cierta medida en alguno de los tres grupos del DSM-5, los raros o excéntricos, los dramáticos, emocionales o erráticos y finalmente los ansiosos o temerosos. Mas como una forma de ser que un padecimiento, cuando es muy grave y dominante es un trastorno. No dejo de señalar que tenemos un gran ejemplo histórico viviente, nuestro vecino presidente, es un magnífico prototipo de un trastorno de la personalidad narcisista, aumentado por su enorme poder, llega a momentos francamente patéticos donde se autoelogia ad nauseam. Sin embargo, hay que tener cuidado de colgarle la etiqueta al otro, más interesante es reflexionar a título personal cuales son nuestros rasgos y quienes somos. Un día como hoy en 1939, un narcisista patológico, con ciertos rasgos paranoides, inició una guerra mundial al invadir a Polonia. El apetito de invasión que tiene el mentado vecino nos está poniendo en riesgo.

  • *- El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.

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