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El Imparcial / Ensenada / Fernando Pérez

Fernando Pérez luce en pelota mexicana

Fernando Pérez Mayoral ya es un estelar del beisbol mexicano.

El recuento de su periodo 2017-2018 así lo confirma.

Con Naranjeros ganó la carrera por la titularidad sobre un histórico como Carlos “Chispa” Gastélum, para colaborar de manera activa en el pase a postemporada, con 11 cuadrangulares.

Producto de lo hecho en Hermosillo fue parte del Juego de Estrellas de la Liga Mexicana del Pacífico donde estuvo a punto de ganar el Derby de Cuadrangulares.

Más adelante, cuando Naranjeros quedó en la primera ronda de playoffs, Tomateros de Culiacán lo inscribió como refuerzo. Y fue campeón, también haciéndose del puesto en la segunda base.

Para cerrar un invierno ideal, el beisbolista ensenadense representó a México en la Serie del Caribe en Guadalajara.

Esos antecedentes, lejos de colocarle en la zona de confort que significaría establecerse dentro del beisbol mexicano, han potenciado sus posibilidades de éxito en la carrera que ha emprendido desde 2012.

Durante la visita que hizo al deportivo Antonio Palacios, acompañado de su familia, reiteró la meta primaria que se impuso desde 2012: ser el sucesor del ex-lanzador de Cachorros de Chicago, Daniel Garibay, único ensenadense en jugar Grandes Ligas hasta la fecha.

Mientras reporta al campo de entrenamiento de Padres de San Diego en un par de semanas y mientras apoyaba a su padre Fernando, manager del equipo de la Liga Municipal de Aficionados, Publicidad Márquez, “Junior” Pérez hizo un recuento de su pasado inmediato.

Mi meta fue, desde pretemporada, tener la oportunidad de jugar por primera vez todos los días en Liga del Pacífico. Empecé como tercera base por la lesión de un compañero, pero por fortuna me fue bien con el bat y cuando él regresó me quedé en la segunda base para cumplir mi primera temporada como titular.

Al principio la idea era que ´Chispa´ jugara contra pitchers zurdos y yo contra derechos, pero después me quedé con el puesto. A todos nos tocará el momento que él vivió, viene gente nueva, son ciclos, y uno jamás hace las cosas pensando en afectar a un compañero. Hice mi trabajo queriendo sobresalir sin fijarme quién estaba enfrente.

Incluso, me llevo muy bien con él y le estoy agradecido porque me ayudó con consejos en defensa él siendo uno de los mejores en esa posición.

Naranjeros, eliminado; refuerzo y campeón con Tomateros

Cuando estábamos en la celebración del título fue cuando me cayó el veinte de lo que acababa de pasar, y no podía ocultar mi felicidad como cualquier profesional que queda campeón. A alguna gente de Hermosillo no le gustó verme en los festejos por la rivalidad que hay entre los equipos, y eso generó polémica en redes sociales, pero creo que fue lógica mi reacción porque Tomateros me abrigó como uno más. Otra bendición fue que el mánager Benjamín Gil me mantuviera en el line-up todos los días.

Ya había platicado con él cuando fue a Hermosillo, además de que sabía de mí porque su hermano mayor fue quien me llevó a la escuela en Estados Unidos. Al final, fue mi primera experiencia en playoffs y de Naranjeros pasé a Tomateros como refuerzo para terminar ganando el campeonato. A Benjamín Gil le debo la confianza que puso en mí.

Ese momento fue importante porque entonces sentí que estaba siendo reconocido mi trabajo por la liga y el resto de los equipos. Estar ahí en mi primera temporada jugando de manera constante fue otro de los logros de esta temporada. Otra gran experiencia en lo personal y lo profesional es que me hayan tomado en cuenta tanto para el Juego de Estrellas como para el Jonrón Derby.

De niño, salía de la primaria y me iba a casa de mis abuelos a ver la Serie del Caribe, así que fue un sueño estar como titular en el primer juego. Teníamos un equipo muy bueno con bateo, experiencia, todo, y simplemente el beisbol no estuvo de nuestro lado.

El manager se fue por sus mejores hombres y no salieron las cosas; el relevo falló. Peleamos hasta el final y fueron tremendos juegos contra Puerto Rico y Cuba, decidiéndose las cosas al final, pero hay que saber perder sin buscar culpables.

No me creo una estrella ni pienso así porque cada año es diferente. Simplemente agradezco las bendiciones y ya pienso en irme a Estados Unidos con la posibilidad de regresar a México el próximo invierno.

Lo que quiero demostrar es que lo de este año no fue algo pasajero. Para eso necesito seguir haciendo el trabajo y tratando de mejorar constantemente.

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