Bloquear no es negociar

En Mexicali, el cierre de la garita comercial hacia Calexico desde el pasado viernes no solo ha detenido camiones: ha detenido la economía.

Las cifras que expone el Consejo Coordinador Empresarial —100 millones de pesos en pérdidas diarias y mil 800 unidades varadas— no son solo estadísticas, son señales de alarma. Para Octavio Sandoval, presidente del CCE de Mexicali, el problema no solo afecta al sector maquilador ya que todo lo que se compra en Estados Unidos está detenido.

El problema no se trata únicamente de exportaciones, sino de una cadena de consumo que impacta directamente a la población.

La inconformidad de los agricultores por la Ley de Aguas es real y legítima, pero el bloqueo total ha llevado el conflicto a un punto crítico.

Sandoval llamó a quienes mantienen el cierre a que analicen el impacto de sus acciones. La advertencia no es menor: los inventarios en comercios apenas duran unos días y el desabasto ya no es una hipótesis, es una posibilidad.

Más allá de las posturas, el bloqueo exhibe la fragilidad de la política de contención de conflictos. Cuando se colapsa una aduana, no se presiona al gobierno, se castiga a la región.

El riesgo ahora no es solo comercial, es social. Y mientras el diálogo no se restablezca, Mexicali seguirá pagando el costo de una confrontación que ya cruzó la línea de la presión hacia el desgaste colectivo.

BUSCAN APOYO PATRONES

Con la inminente reforma de la jornada laboral para la semana de 40 horas en lugar de 48 horas, que se pretende aprobar el año próximo e implementarse de forma gradual, los empresarios también están impulsando el tema de las horas extras.

Por el lado de la Confederación Nacional de Cámaras de Comercio (Concanaco), su dirigente Octavio de la Torre, explica que el sector está pidiendo que las empresas no tengan que pagar impuestos, contribución o derecho por las horas extras que labore el trabajador con la mira de tener un subsidio desde la hora 41 de trabajo hasta la 56.

Hay preocupación entre las micro, pequeñas y medianas impresa, señala el dirigente empresarial, porque si se logra ese apoyo, los comercios podrían tener más flujo y sobretodo, no tener que contratar a más personal.

UN MUNDIAL QUE EMPIECE POR EL MAR

De cara a la Copa Mundial 2026, el ex alcalde de Imperial Beach, Serge Dedina, lanzó una propuesta que debería tomarse con seriedad: limpiar las costas de Tijuana y San Diego como parte de la agenda real del evento. No se trata de un discurso simbólico, sino de una oportunidad concreta para transformar una de las zonas más contaminadas del Pacífico norte.

La propuesta de Dedina va más allá de lo ambiental. Plantea usar el Mundial como detonante turístico, con actividades como el avistamiento de ballenas, recorridos por playas limpias y experiencias costeras que integren a ambas ciudades. Organizaciones civiles ya están actuando en campo. Proyectos comunitarios de reciclaje y limpieza en colonias como Los Laureles y Rancho Las Flores prueban que sí se puede avanzar cuando hay voluntad y coordinación. La pregunta no es si es posible limpiar las costas antes del Mundial. La pregunta es si los gobiernos están dispuestos a asumir la propuesta y convertirla en política pública, o si dejarán pasar otra oportunidad histórica.