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En los dichos es AMLO, en los hechos es el PRIAN

No le gusta que le digan autoritaria, pero ahí están sus reformas. No le gusta que le digan intolerante, pero cuando se le critica, enfurece.

Carlos Loret de Mola

No le gusta que le digan autoritaria, pero ahí están sus reformas. No le gusta que le digan intolerante, pero cuando se le critica, enfurece. Dice que no le preocupa su imagen, pero antepone cualquier cosa para repararla. Es dura crítica de los gobiernos de Calderón y de Peña Nieto, pero sus políticas de gobierno se parecen a las de ellos.

Ayer en esta columna le conté de las similitudes del Plan Michoacán de Sheinbaum con el Plan Michoacán de Peña Nieto en 2014. Lo planteado antier por la presidenta de México también tiene gran parecido con la estrategia “Todos Somos

Juárez”, de Felipe Calderón, en el 2010.

Así como el “Plan Michoacán por la Paz y Justicia”, de Sheinbaum, surge como reacción ante la crisis por el asesinato de Carlos Manzo, el “Todos somos Juárez” de Calderón fue su respuesta frente a un acto de violencia que también indignó al país entero: la matanza de 16 jóvenes en una fiesta.

Ambos planes coinciden en tres herramientas de respuesta al desafío inmediato de seguridad: despliegue de fuerzas federales, creación de fiscalías especializadas e instalación de mesas de seguridad.

Las acciones de prevención social son las mismas: rescate de espacios recreativos de deporte y cultura, programas culturales y un enfoque para impulsar las escuelas como centros de paz. Y aunque con ideología diferente, en ambos planes se incluye un apartado muy similar en cuanto al desarrollo económico.

El Plan Michoacán de Claudia Sheinbaum en este 2025 es en esencia lo mismo que tenía el Plan Michoacán de Peña Nieto en 2014 y el Plan Todos Somos Juárez de Felipe Calderón en 2010.

No extraña: los métodos internacionalmente sugeridos para enfrentar la violencia extrema son más o menos los mismos. No sorprende que planteen cosas idénticas tres Presidencias frente a tres gotas distintas (asesinato de jóvenes, autodefensas y ejecución del alcalde) que derramaron el mismo vaso. Nadie está descubriendo el hilo negro.

Sin embargo, esto evidencia de nuevo las contradicciones intrínsecas a la Presidencia de la doctora Sheinbaum. En las mañaneras habla como López Obrador. Y después trata de gobernar como los presidentes del PRI y del PAN.

En seguridad, la estrategia con el sesolo Harfuch al frente es mucho más parecida a la “guerra contra el narco” de Calderón que al “abrazos no balazos” de López Obrador. Al día siguiente de la crisis por la ejecución del alcalde de Uruapan, el gobierno informó que, tras una emboscada de criminales contra fuerzas federales en Sinaloa, los uniformados abatieron a 13 presuntos delincuentes, sin reportar un solo oficial caído. Esto, mientras la presidenta decía que ya se moderó el uso de la fuerza y ya no salen a matar delincuentes.

Mientras polariza y toma a AMLO como bandera discursiva, Sheinbaum ya hundió a Adán Augusto con La Barredora, a Andy con sus lujos, al exsecretario de Marina con la Red de Huachicol fiscal, ya desaparecieron Segalmex y la Megafarmacia, ya adelgazó Mexicana de Aviación, y ya aceptó que le heredaron un desabasto de medicinas y un déficit público que tuvo que recortar de 6 a 4.5% del PIB.

La línea por la que está caminando la presidenta Sheinbaum es muy delgada: criticar el pasado para luego copiarlo puede resultar en el peor de los dos mundos.

  • *- El autor es periodista y conductor de radio, televisión y medios digitales.

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