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Jodidos, pero felices

El World Happiness Report 2025 acaba de decir que México está entre los diez países más felices del mundo.

Ariosto Manrique Moreno

El World Happiness Report 2025 acaba de decir que México está entre los diez países más felices del mundo. Concretamente, ocupa el puesto 9, arriba de Estados Unidos (23), España (28) y Francia (30). Suena bonito: estamos por encima de potencias, con todo y huachicol, drones que atacan a la policía y gobiernos clientelares.

Pero hay algo que no cuadra. ¿Cómo puede ser que un país donde el 45% de la población vive en pobreza aparezca tan arriba en felicidad? ¿Cómo se explica que un país donde 8 de cada 10 personas sienten que la corrupción es el principal problema aparezca más contento que Suiza?

La respuesta no está en los números del PIB, sino en el tipo de felicidad que medimos. El reporte no mide carcajadas ni sonrisas: mide percepción de vida, confianza social, salud mental y apoyo entre personas. Es decir, lo que el estudio llama “la red invisible que sostiene la vida cotidiana”.

Según el informe, el 80% de los mexicanos dice tener a alguien en quien confiar cuando tiene un problema. En Estados Unidos, ese porcentaje baja al 65%. Y aquí está la trampa: somos felices no porque tengamos más, sino porque todavía tenemos a alguien. En un país donde todo falla, la gente sigue confiando en la familia, en el compadre, en el cura de la parroquia, en el vecino.

Otro dato curioso: mientras los países nórdicos basan su felicidad en instituciones que funcionan, los latinoamericanos la basamos en relaciones que sobreviven. Costa Rica (6º lugar) y México (9º) son los únicos países no europeos en el top ten. Y no por estabilidad económica, sino por capital emocional: gente que ayuda, que conversa, que improvisa.

El informe también revela algo brutal: la confianza interpersonal es el predictor más poderoso de felicidad. No el dinero, no la salud, no la edad. Confianza. Pero, ¿cómo confiar en un país donde solo 3 de cada 10 personas creen en la policía y solo 2 de cada 10 confían en el gobierno? Tal vez la respuesta esté en lo micro, no en lo macro.

Así que sí, México aparece feliz… pero es una felicidad con sabor a sarcasmo. Una felicidad que florece en el caos. El mismo informe que nos pone en el top diez, también muestra que nuestra esperanza de vida cayó a 74 años y que el estrés cotidiano aumentó un 30% desde 2020. ¿Eso es felicidad o resignación?

La felicidad mexicana ocurre en las esquinas, no en las oficinas. En el tianguis, no en el Congreso. Ocurre cuando una señora cuida a los hijos de la vecina sin cobrar, cuando un taxista devuelve un celular, cuando alguien te dice “no te preocupes, yo le llamo a la patrulla”.

Quizás el World Happiness Report no mide la alegría, sino la capacidad de adaptarnos al dolor. En eso, claro, somos campeones mundiales.

  • *- El autor es Director de Testa Marketing, investigación de mercados.

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