Hombre y máquina
Una pequeña reflexión sobre el rumbo y sentido de la ciencia.

Una pequeña reflexión sobre el rumbo y sentido de la ciencia. Si se hubiera dedicado el dinero invertido en la exploración espacial al estudio del cerebro humano, la humanidad sería muy distinta, para bien y para mal. Es admirable ver el pasado y casi los orígenes del universo por los datos de los robots orbitando en el espacio, sin embargo, muy poco sabemos sobre lo central, la mente humana. Bastaría con conocer algo sobre lo que sucede en las sinapsis (conexiones entre neuronas) de los primeros milímetros de la corteza del cerebro. Es en estos milímetros de la corteza donde se procesa lo más importante de la mente. En cada milímetro cuadrado hay más de mil millones de sinapsis, para tener eso que llamamos consciencia, sobre todo el contenido de ella, en realidad todo el cerebro contribuye para el fenómeno conciencia, pero es en la corteza donde da uno cuenta de lo que se da cuenta, de lo que se ve, escucha, siente, etc. Es particularmente en unas zonas específicas de esta corteza donde se procesa eso que nos hace pensar como un individuo, eso que podemos llamarle Yo. En realidad, da miedo investigación sobre esto, es como desnudar nuestra fría realidad, y sobre todo asusta el poder llegar a intervenir eléctricamente en ella y desarrollar computadoras biológicas a base de neuronas. Esto último ya se inició, estamos como cuando la primera fotografía, ya se han desarrollado conexiones artificiales de células neuronales entre sí, es aterrador pensar en una máquina tecnológico biológica que pudiera sentir, prácticamente ser, existir como individuo. No pienso que tenga la humanidad tiempo como para emular todas las funciones superiores del cerebro, pero sí habrá máquinas pensantes, individuos, más no personas. Sin duda aún es ficción científica, que no es lo mismo que ciencia ficción, una mirada a un futuro impensable. Ya el Neuralink, de Elon Musk, intenta conectar el cerebro con una computadora, esto ya es una delicada intromisión en la persona, tenemos que evitar un futuro en que estemos conectados a una máquina de la conducta, quizá ayude a ver a los ciegos, a oír a los sordos, pero también a controlar nuestro pensamiento, lo que nos hace libres. Simultáneamente la investigación de la industria farmacéutica lleva todo este siglo sin producir un medicamento novedoso en psiquiatría, no hay casi inversión en ello. Sabemos más, pero hacemos casi lo mismo que el siglo pasado, se dedica mucho más dinero al estudio de la demencia, lo opuesto a la consciencia. Todo indica que sabremos más y más sobre el espacio exterior, pero muy poco sobre el interior. Sabremos más y más sobre nuestro entorno, y muy poco sobre el órgano que nos permite hacerlo.
- *- El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.
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