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Economía resiliente en medio de la tormenta

En un año marcado por tensiones globales y políticas comerciales adversas desde Estados Unidos, la economía mexicana ha demostrado resiliencia.

Ismael  Plascencia López

En un año marcado por tensiones globales y políticas comerciales adversas desde Estados Unidos, la economía mexicana ha demostrado resiliencia. El crecimiento es débil, pero se ha evitado la recesión; la inversión extranjera y las exportaciones sostienen el dinamismo. El reto ahora es transformar esa resistencia en crecimiento sostenido, con un impacto clave en regiones estratégicas como Baja California.

El PIB creció 0.4% en la primera mitad del año y los analistas prevén un cierre de 2025 cercano a 1%. No es un resultado brillante, pero en un entorno adverso equivale a resistencia. Uno de los pilares de esta resiliencia ha sido la inversión extranjera directa (IED), que alcanzó 34,265 mdd en el segundo trimestre, 10.2% más que en 2024.

El peso se ha apreciado 11.5% frente al dólar en lo que va del año, comportamiento impulsado tanto por la debilidad de la divisa estadounidense como por la estabilidad macroeconómica local. Esto ha contenido presiones en los precios de importación y favorecido la estabilidad de precios internos. La inflación promedió 3.5% en el tercer trimestre, dentro del rango objetivo del Banco de México. Ello permitió reducir la tasa de referencia a 7.5%, con un efecto positivo sobre crédito e inversión.

Las exportaciones crecieron 7.4% anual en agosto y acumulan un avance de 4.7% en lo que va del año. Destaca la manufactura no automotriz, con un alza de 14.4%. Aunque las automotrices cayeron 1.2% anual, los envíos a mercados distintos a

Estados Unidos crecieron 29%. La rivalidad comercial entre Estados Unidos y China ha abierto espacio para que México gane participación en el mercado estadounidense, mostrando que el T-MEC sigue siendo una ventaja estratégica.

El Secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ha subrayado que, a pesar de los aranceles, México ha resultado ser de los países menos afectados por la política comercial estadounidense. Mientras otras naciones, en particular China, enfrentan aranceles superiores y restricciones más duras, la estructura productiva mexicana le ha permitido mitigar las desventajas comparativas. La cercanía geográfica, la integración de cadenas y la complementariedad con la economía estadounidense han hecho que México sufra menos que otros países, incluso bajo un entorno comercial adverso.

Estos resultados permiten que el país conserve su grado de inversión con perspectiva estable ante las principales calificadoras. La estrategia de mantener disciplina fiscal, al tiempo que se impulsa el llamado Plan México para fortalecer cadenas productivas locales, ha sido bien recibida por inversionistas. Sin embargo, el gran desafío sigue siendo el crecimiento. Una expansión de apenas 1% es insuficiente para generar el empleo formal y el bienestar sostenido que el país necesita. La resiliencia es positiva, pero aún falta dinamismo estructural.

Para Baja California, la resiliencia económica nacional se traduce en oportunidades y retos. El dinamismo exportador beneficia a la industria regional —dispositivos médicos, aeroespacial, electrónico— mientras la apreciación del peso modera los costos de insumos importados. El gran desafío será aprovechar la ola de nearshoring y del T-MEC con infraestructura logística adecuada, energía a precios competitivos y seguridad pública. Si la región responde a estas condiciones, podrá consolidarse como uno de los principales nodos de integración productiva de América del Norte.

  •  *- El autor es Doctor en Economía, Maestro en Desarrollo Regional, profesor-investigador en Cetys Universidad.

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