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El mito del candidato conocido

Cada elección en Baja California revive la misma escena: los destapes de personajes que creen que, por tener apellido político, haber sido funcionarios hace muchos años o salir en los medios, ya tienen el voto asegurado.

Ariosto Manrique Moreno

Cada elección en Baja California revive la misma escena: los destapes de personajes que creen que, por tener apellido político, haber sido funcionarios hace muchos años o salir en los medios, ya tienen el voto asegurado. Como si la política fuera concurso de popularidad solamente y no un mercado exigente.

Ejemplos sobran. En 2013, Fernando Castro Trenti llegó con reconocimiento superior al 80% en encuestas, pero perdió frente a Francisco “Kiko” Vega, que era menos popular, pero más confiable en e imagen. En 2019, Jaime Bonilla ganó con apenas 55% de conocimiento al inicio de campaña, pero se consolidó al conectar con el hartazgo ciudadano y representar un “cambio”. Y en la última elección para Gobernador, en 2021, Lupita Jones arrancó con alto nivel de conocimiento por su trayectoria mediática, pero nunca pudo traducir esa fama en intención de votos quedándose en un muy lejano tercer lugar.

La lección es clara: el apellido o la fama abren la puerta, pero no garantizan confianza. El votante bajacaliforniano se comporta como consumidor informado: reconoce la “marca” en el anaquel, pero antes de comprar revisa precio, ingredientes y, sobre todo, comentarios en redes y grupos de confianza.

Y aquí es donde las encuestas serias cumplen su papel: son el espejo incómodo que muestra la diferencia entre ser conocido y ser preferido. Una medición de verdad revela no solo cuántos te conocen, sino cuántos te aprueban, cuántos te rechazan y, sobre todo, cuántos estarían dispuestos a darte su voto… y ahí está el secreto de todo esto. Amigos, tengo 25 años gozando de la confianza de rojos, azules, morados, verdes, naranjas y guindas, para afirmar lo que estoy diciendo.

Lo que muchos “destapados” no entienden es que el electorado bajacaliforniano no es pasivo ni ingenuo. Aquí ya hemos visto de todo: alternancia, partidos que se desploman, independientes que no motivan, outsiders que se convierten en gobierno. La gente aprendió a diferenciar entre

famoso y ser confiable. Y en esa diferencia se juegan las próximas elecciones.

Por eso, en los próximos comicios no ganará quien tenga más espectaculares ni más “likes”, ni tampoco quien haya estado de moda hace dos décadas. Ganará quien logre construir credibilidad sobre la única agenda que al ciudadano le importa: oportunidades de empleo, facilidades para emprender, vivir seguro, movilidad y calidad de vida.

El mito del candidato conocido ya está escrito en la historia política de Baja California: quienes apuestan solo a la fama y al show, pierden. Y quienes leen con seriedad las encuestas serias, ajustan su estrategia y entienden al votante, avanzan.

Ahora bien, ¿los que avanzan son los mejores? No lo se, tal vez es tema de otra columna; pero lo que sí te puedo asegurar es que ganan… y en una competencia eso es lo único que importa.

  •  *- El autor es Director de Testa Marketing, investigación de mercados.

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