Mucha fe
Vaya caso el de los “santeros” criminales en Tijuana.

Vaya caso el de los “santeros” criminales en Tijuana. Lo que se sabe es que tres sujetos, cuyo sobrenombre llama la atención, “el santero, el árabe y el filos” mataron a por lo menos una persona y extraer sangre para una ofrenda, y de paso marcar lo que querían fuera su territorio criminal dejando los restos en la calle. Que nadie se ofenda al decir que se trataba de hombres de mucha fe, no digo buena fe. Me explico. A nivel forense se dice lo torturaron, después lo asfixiaron y finalmente lo degollaron para extraer la sangre necesaria para poner en unos recipientes en un altar con una loca mezcla de la santería cubana y la santa muerte mexicana, el objetivo central era ofrecer el sufrimiento y la sangre a fuerzas sobrenaturales, aparentemente en búsqueda de poder. ¿Qué es la fe?, fuera de la religión, simplemente se trata de la confianza, la lealtad y seguridad hacia algo que no se puede comprobar de manera absoluta, pero que la mente asegura es verdadero, incluso dentro de la fe cristiana San Pablo la definía como “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1), esto es tesufragar fe en que fue San Pablo quien lo dijo. Cuanta fe criminal tenían en la mezcla personal de dos cultos distintos, tanta que dejaron pistas que llevó a su rápido arresto. Poca información hay disponible sobre el macabro caso, pero en la foto del supuesto altar se ve ese mestizaje de un culto no asociado a la criminalidad y otro que sí. Es cierto, en la santería degüellan vivos a animales como parte del ritual, estos sujetos imaginaron que si era humana sería más potente. La fe en la santa muerte es algo muy mexicano, una especie de madre protectora, una especie de guadalupana sin preocupaciones morales que protege tanto al devoto honrado como al criminal. Es una singular fe en donde se tiene más la certeza de la muerte que la esperanza en el más allá, digamos que cuida en vida y no exige fe en la vida eterna. Es una especie de serena aceptación de la muerte, por ello es más atractivo para las personas excluidas de la sociedad, criminales, prostitutas, presos y otros, quienes quieren protección aquí y ahora. La santería, en cambio, no está asociada a la maldad, aunque nos parezcan crueles sus rituales, es una mezcla de deidades africanas con santos católicos, muy cubana. Habrá quien diga que lo de los asesinos era simplemente pensamiento mágico, aun así, necesitó mucha fe, una disparatada fe, muy probablemente la ocurrencia de un individuo con otros dos en una locura compartida. ¡Cosas veredes, que non crederes!
- *- El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.
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