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Psicóticos o psicópatas

Lo que en Estados Unidos se presenta como masacres realizadas por un individuo, es lo que en México se manifiesta como crimen organizado.

Ricardo  Menéndez

Lo que en Estados Unidos se presenta como masacres realizadas por un individuo, es lo que en México se manifiesta como crimen organizado. Digamos que allá es más loco y aquí más psicópata. Es ocioso debatir sobre la diferencia entre trastorno antisocial y trastorno psicópata. Sin embargo, el término antisocial viene al caso ya que el objeto de la agresividad es la sociedad, todo aquel que no esté en su pandilla, en el caso mexicano. Tiene un sentido dañino a la sociedad en su conjunto, allá aún se conmueven, llevan flores y se reúnen en vigilia comunitaria haciendo una especie de altar improvisado con fotos, mensajes y veladoras. Aquí no lo hacemos, sobre todo, porque correríamos alto riesgo, pero también porque es tan frecuente y abrumador que lo normalizamos. Cuando no se asocia al crimen organizado y se trata de un menor o una mujer si vemos estas expresiones de solidaridad, pero ante los más de 60 u 80 homicidios diariamente y las más de cien masacres por año, enfatizando su crueldad, no podemos más que tomarlo como un evento que si bien llama la atención, no nos conmueve tanto, no podríamos vivir conmovidos, en cierta manera lo estamos pero tenemos que echar mano de nuestros mecanismos de defensa psicológicos para pasar a la siguiente noticia borrando el efecto de terror o empatía. Los perpetradores de masacres en EUA entran más en la categoría de psicóticos, personas con una idea delirante que lleva a atacar a un grupo, acá tienen el perfil del psicópata, entiéndase alguien no delirante, pero con goce al provocar dolor o muerte, manipulador e impulsivo, con desprecio a los derechos humanos elementales. Tienen ausencia de culpa, no por delirantes sino porque sus neuronas espejo (así se llaman) no les funcionan en la resonancia emocional ante lo que cognitivamente entienden perfectamente. Saben que son criminales, se ufanan de ello, raciode nalizan con mecanismos como “se lo merecía”, “se lo buscó” o “hasta la policía es así”. Hay que entender que estadísticamente hay en México entre uno y tres millones de adultos psicópatas, de poco sirve acabar con los jefes o desmantelar bandas, siempre habrá repuesto si las condiciones sociales persisten, si el terreno es fértil para ellos. La corrupción es el mal de fondo, si hay policías, ministerios públicos y jueces corruptos tendrán las condiciones para expresar y gozar de su psicopatía. Eso nos distingue de Canadá, por poner un ejemplo cercano, con muy bajo nivel de corrupción. Por eso los psicópatas que emigran se portan aceptablemente bien allí. La mordida a un policía o a un burócrata sigue siendo la norma, lo tenemos muy internalizado, no nos da vergüenza, quizá ya tengamos algún rasgo psicópata inserto en la cultura.

  • *- El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.

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