A propósito del regreso a clases, el gasto de la educación por hogar disminuye en México
El inicio del ciclo escolar 2025 llega con una paradoja preocupante: aunque las familias mexicanas reportan mayores ingresos, destinan proporcionalmente menos recursos a la educación de sus hijos.

El inicio del ciclo escolar 2025 llega con una paradoja preocupante: aunque las familias mexicanas reportan mayores ingresos, destinan proporcionalmente menos recursos a la educación de sus hijos. Los datos de la ENIGH 2024 del INEGI revelan una recuperación moderada pero insuficiente en el gasto educativo con respecto a 2022, exponiendo las crecientes desigualdades en el acceso a oportunidades de desarrollo.
El ingreso de los hogares mexicanos aumentó 10.6% en promedio entre 2022 y 2024, y hasta 36.4 por ciento en el caso de los hogares con ingresos más bajos; sin embargo, las familias de menores ingresos no están invirtiendo más en educación. En 2024, los hogares mexicanos destinaron en promedio 1,531 pesos mensuales a educación, apenas el 9.6% de su gasto corriente. En Baja California, con ingresos mensuales de 32,538 pesos (25% superiores al nacional de 25,955 pesos), la proporción educativa no se incrementa proporcionalmente a su mayor capacidad económica.
Aunque el gasto educativo nacional muestra un incremento del 6% respecto a 2022 (1,445 pesos mensuales), está lejos de los niveles pre-pandemia de 1,747 pesos mensuales en 2018. Mientras el ingreso nacional creció 10.6% respecto a 2022, el gasto en educación apenas aumentó 6%, evidenciando que incluso familias de estados prósperos como Baja California priorizan otros gastos sobre la inversión educativa, como es la salud.
De acuerdo con el IMCO “La educación se convierte en un bien de lujo, que se consume más solo cuando aumentan significativamente los ingresos”. A nivel nacional, los hogares del decil más alto gastan 6,792 pesos mensuales en educación versus 963 pesos del decil más bajo. Esta disparidad confirma que a nivel nacional las familias de menores recursos destinan 2.6% de sus ingresos a educación versus 8.3% de los más ricos. En Baja California, pese a ingresos 25% superiores, persisten las mismas desigualdades proporcionales, perpetuando brechas educativas independientemente del nivel económico regional.
La educación representa la inversión más rentable para el futuro de las familias, generando movilidad social y mayores ingresos a largo plazo. Sin embargo, el Estado mexicano ha reducido dramáticamente su compromiso: el gasto público educativo cayó de 4.9% del PIB en 2016 a apenas 3.2% en 2025, y de representar 17.9% del gasto total gubernamental a solo 12% actualmente.
El regreso a clases de 2025 nos encuentra con familias que, paradójicamente, tienen más dinero pero menos capacidad real de invertir en el futuro de sus hijos, hipotecando el desarrollo del México del mañana. Desafortunadamente el gasto en educación está compitiendo con el gasto en salud y ante el desmantelamiento de las instituciones públicas de salud y el desabasto de medicamentos, los hogares se ven en la necesidad de sacrificar gasto o inversión en educación, lo cual se agrava por la disminución del gasto del gobierno en educación.
En la era de la inteligencia artificial que redefine los mercados laborales, reducir el gasto en educación representa una decisión atroz para el desarrollo del país. Mientras naciones como Corea del Sur, Singapur y Finlandia incrementan sistemáticamente su inversión educativa para formar capital humano competitivo en la economía digital, México retrocede justo cuando más necesita ciudadanos con habilidades analíticas, creativas y tecnológicas.
*- El autor es Doctor en Economía, Maestro en Desarrollo Regional, profesor-investigador en Cetys Universidad.
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