Festival Internacional de Cine de Locarno
Durante su segunda mitad, el Festival Internacional de Cine de Locarno aceleró sus motores en preparación de la premiación y clausura.

Durante su segunda mitad, el Festival Internacional de Cine de Locarno aceleró sus motores en preparación de la premiación y clausura, con las proyecciones de las cintas participantes en concurso y continuando con la retrospectiva “Great Expectations” (“Grandes Esperanzas”), cine británico de posguerra 1945-1960, a cura de Ehsan Khoshbakht, quien también editó un libro al respecto.
En sus últimos días, la retrospectiva cerró con un clásico del voyeurismo y la creación cinematográfica, “Peeping Tom”, de Michael Powell, incomprendida en su momento pero revalorada como una obra maestra décadas más tarde.
El festival recibió al director estadounidense Alexander Payne (Sideways, Nebraska) para honrarlo con un Pardo de honor por su carrera, reconociendo su capacidad de crear brillantes comedias a partir de situaciones dramáticas, que plasman la gama de tonalidades existentes en las relaciones humanas, siempre con una sensibilidad impecable. Como muestra de su obra se proyectaron dos de sus mejores cintas, elegidas por él mismo, “Nebraska” y “Los Descendientes”.
Durante una magna conversación, Payne enfatizó su amor por la comedia, la cual llamó la forma más elevada del arte cinematográfico. También compartió sus experiencias con las grandes estrellas con quien ha colaborado, como Jack Nicholson y George Clooney, y la importancia de lograr una buena conexión con sus actores al servicio de la obra.
Dentro de las proyecciones especiales en Piazza Grande, sobresalieron “Un simple accidente”, de Jafar Panahi y “El beso de la mujer araña”, con Jennifer López y Diego Luna.
La ganadora de la Palma de oro en Cannes de este año, “Un simple accidente”, demostró ser merecedora de su galardón. Con la cinta, Jafar Panahi logra un delicado equilibrio entre la tragedia política y la sátira demencial, generando la más improbable mezcla de “La dama y la doncella”, de Polanski, con “I soliti ignoti”, de Mario Monicelli.
Los momentos cómicos son absolutamente hilarantes, pero para su cierre se torna en algo desgarrador que deja abierta una profunda herida en la historia Iraní, algo que desafortunadamente resuena con la situación actual de muchos otros países.
En cuanto a la nueva versión de “El beso de la mujer araña”, dirigida por Bill Condon, se trata de la adaptación del musical de Broadway, y no hay mucho que decir.
Jennifer López en un papel que no le ajusta; Diego Luna tratando de cantar y bailar en el papel de “Molina” (que en 1985 interpretó William Hurt), quien sostiene la cinta sobre sus hombros y que, al final, a pesar de todo el kitsch, sale triunfante.
Otro reconocimiento a la carrera fue recibido por Lucy Liu, quien presentó su nueva cinta, “Rosemead”, basada en hechos reales, la cual se llevó el premio del público de Locarno.
El Pardo de Oro este año se lo llevo “Tabi to hihi” (“Dos estaciones, dos desconocidos”) cinta japonesa dirigida por Sho Miyake sobre un par de desconocidos que se encuentran y aunque aparentemente sus conversaciones no logran conectar, se embarcan juntos en una inesperada aventura.
El premio del jurado fue para “White Snail”, de Elsa Kremser y Levin Peter; el de mejor dirección se lo llevó Abbas Fahdel por “Tales of the Wounded” (“Historias de los heridos”) y los premios compartidos por mejores interpretaciones fueron para Manuela Martelli y Ana Marija Veselčić por “Bog neće pomoći” (“Dios no ayudará”) y para Marya Imbro y Mikhail Senkov por “White Snail” (“Caracol Blanco”).
Así concluyeron once días de celebración del arte cinematográfico en el Festival Internacional de Cine Locarno.
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