México y la arrogancia de ser libres
Lo que, las izquierdas y en general los movimientos progresistas aún no han visto, ya lo tiene absolutamente claro la ultra derecha que lucha por imponer, en el hemisferio occidental al menos, una nueva era de oscuridad e intolerancia.

Lo que, las izquierdas y en general los movimientos progresistas aún no han visto, ya lo tiene absolutamente claro la ultra derecha que lucha por imponer, en el hemisferio occidental al menos, una nueva era de oscuridad e intolerancia; la reacción sabe que éste México que se transforma ocupa una posición de vanguardia en la batalla que se libra por la paz, la justicia y la democracia en el mundo.
Mientras que la izquierda, europea y latinoamericana, se muestra tacaña a la hora de reconocer lo que representa la 4ª Transformación y le regatea su apoyo. La derecha, que ha identificado el “potencial subversivo” del Humanismo Mexicano y la fuerza avasalladora de su principio fundamental: “por el bien de todos primero los pobres”, está empeñada en destruirla.
Si a la lógica de esta ultraderecha que lucha por la hegemonía nos atenemos, habría que considerar que la CIA, la DEA y la Fiscal de los Estados Unidos tienen razón, desde el punto de vista de sus pretensiones imperiales, cuando afirman que México constituye una amenaza.
Que aquí los derechos democráticos de las y los ciudadanos se ensanchen. Que las acciones de justicia social estén consagradas en la Constitución y no solo no representen la pérdida anunciada sino que, por el contrario, dinamicen el mercado interno. Que se fortalezca -mientras allá se destruye- un sistema universal de salud pública puede volverse un factor de atracción irrefrenable, para millones de seres humanos al norte del Bravo y más allá.
De ahí los ataques constantes, masivos y combinados en los que la derecha, el poder mediático y la oligarquía locales -como en el pasado y a pesar de su recién adquirida estridencia libertariason solo una fuerza subsidiaria tan patética como desechable, a la que nuestro vecino del norte usa a su antojo así como usa, como elemento desestabilizador, al crimen organizado.
Cruzaran los halcones en Washington, como lo han hecho a lo largo de su historia y para conseguir a cualquier costo sus objetivos -ya lo están haciendola delgada línea que separa a la política del crimen. No importa lo que intenten. Contra un pueblo consciente “que tiene la arrogancia de ser libre” y una presidenta, como Claudia Sheinbaum Pardo, que no cae en provocaciones, defiende con serenidad, dignidad y firmeza la soberanía nacional, no abandona a nuestras y nuestros compatriotas migrantes y se mantiene fiel a los principios y valores que inspiran la 4ª Transformación, habrán de estrellarse.
México, aquí en la vecindad del imperio, es esperanza para el mundo.
- *- El autor es periodista y productor, fundador de la productora Argos y corresponsal de guerra entre 1980 y 1990.
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