Hamartia
“La más peligrosa de todas las debilidades es el temor de parecer débil.” Jacques Benigne Bossuet

Se trata de un concepto que viene del griego antiguo, que significa error o fallo y se refiere fundamentalmente al defecto de carácter o error de juicio de algún líder de las viejas comunidades griegas que los llevaba a su propia caída. Esta característica o defecto del personaje, se usaba mucho en el teatro griego e ilustra cómo las debilidades humanas pueden conducir a consecuencias fatales.
Los héroes trágicos creados por Shakespeare se pueden tomar como ejemplos muy claros de hamartia, como en el caso de la ambición ciega de Macbeth, o los celos de Otelo que lo impulsan a matar a Desdémona.
La hamartia también se puede contrastar con la idea de destino. Mientras que la hamartia se basa en una elección o error humano, el destino sugiere un camino predeterminado. Esta diferencia resalta la complejidad de la condición humana en la literatura, donde el libre albedrío y el destino a menudo se entrelazan, pero la hamartia se mantiene como un recordatorio de la fragilidad del carácter humano.
En psicología, la hamartia puede manifestarse como un rasgo de carácter (como la arrogancia o la avaricia), un error de juicio o una falta de conocimiento. Algo muy común en nuestros políticos, que suplen su impericia o desconocimiento de algo, por una gran soberbia.
Es por ello que el político moderno, tiene una enorme responsabilidad social de cumplir a su comunidad, dejando de lado los protagonismos o afanes de lucimiento personal. Un verdadero líder, debe de accambio alejado de los vicios de la hamartia, actuando de manera ética, transparente y comprometida con el bienestar de la sociedad. Es por ello que los líderes tienen que tomar decisiones meditadas y objetivas que impacten positivamente en la sociedad y deben ser responsables por sus acciones.
Dentro de esas acciones positivas que deben de buscar los líderes deben estar aquellas que los lleven a promover la responsabilidad social, incluida la transparencia en la toma de decisiones, el combate a la corrupción, la promoción de la participación ciudadana y la implementación de políticas públicas que beneficien a los sectores más vulnerables de la sociedad. Sin embargo y muy importante es que para ello, los ciudadanos exijan a sus representantes políticos que actúen con responsabilidad social y que rindan cuentas por sus acciones.
Mucho hemos escuchado que un verdadero líder es aquel que contrata a personas mejores que él para lograr mejores objetivos y evidentemente que esto va en línea con la hamartia, pues si no reconocemos los errores, defectos y fallas de nuestra conducta como líderes de una comunidad, estamos condenando a esa sociedad al fracaso. Recordemos que el liderazgo político es fundamental para mantener la estabilidad y el orden en una nación. Por ello, los líderes políticos son responsables de establecer y aplicar políticas públicas que promuevan el crecimiento económico, la seguridad ciudadana y la protección del medio ambiente, entre otros aspectos. Sin un liderazgo político sólido, una sociedad puede caer en el caos y la falta de dirección.
El error o defecto que constituye la hamartia varía; en ocasiones puede ser un error resultado de la ignorancia, un error de juicio, un defecto inherente en el carácter del héroe o una infracción, pero siempre, si no es atendido y corregido conscientemente, se corre el grave riesgo de afectar a quienes nos rodean, en especial si de quien hablamos, es un líder comunitario.
- *- El autor es asesor empresarial en cabildeo.
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