Desafíos en el campo de BC
El sector agrícola en Baja California ha sido uno de los pilares económicos más importantes de la región.

El sector agrícola en Baja California ha sido uno de los pilares económicos más importantes de la región. Sin embargo, como lo ha advertido recientemente el presidente del Consejo Agrícola de Baja California, Walberto Solorio Meza, el primer semestre de 2025 ha sido especialmente desafiante para los productores del campo, y los factores que han golpeado al sector no son nuevos, pero sí más urgentes: políticas arancelarias cambiantes en Estados Unidos, una demanda internacional debilitada y, como si fuera poco, la falta de agua. Resulta alarmante que, en plena transición entre cultivos de invierno y verano, el panorama para el agro sea de incertidumbre y no de planeación estratégica. Un ejemplo es la reducción del 10% en los cultivos de berries durante el invierno.
La migración, por su parte, también ha impactado negativamente al campo. Aunque tradicionalmente se habla de la migración como un factor que aporta mano de obra, hoy es un elemento que incide en el consumo y la dinámica del mercado, afectando el volumen de exportaciones. Este tipo de tensiones transfronterizas pone en evidencia lo interconectado y vulnerable que es el sector ante cambios sociales y políticos fuera de su control.
Pero sin duda, el tema más preocupante es el del agua. Baja California ha vivido desde hace décadas con lluvias insuficientes y una alarmante falta de alternativas sustentables. Que hoy se proponga “mirar al mar” como solución, en alusión a la desalación, es comprensible pero también preocupante: nos habla de un modelo agrícola que durante demasiado tiempo ha vivido al margen de una estrategia hídrica sostenible. Solorio Meza ha manifestado que las lluvias de hace dos años ya no alcanzan y lo cierto es que el agua, base de toda actividad agrícola, se agota.
La advertencia del Consejo Agrícola debe ser tomada en serio. Si el campo no tiene agua ni condiciones para producir, está en riesgo una temporada agrícola en Baja California.
TURBULENCIA
Donde ahora hay turbulencias es en el mercado aéreo mexicano con la acusación de Estados Unidos de romper el acuerdo bilateral de aviación que estaba desde 2022 y lo que se teme es un fuerte costo por los castigos de vuelos de México.
El conflicto despegó ayer con el anuncio del secretario de Transporte de Estados Unidos, Sean P. Duffy, quien señaló a México de un “comportamiento anticompetitivo” por romper el acuerdo al quitar slots y obligar a aerolíneas de carga a moverse lejos del Aeropuerto Internacional Benito Juárez al AIFA, pero el Gobierno mexicano argumenta que ese traslado fue para privilegiar la seguridad de los pasajeros y la eficiencia.
Los críticos recuerdan que esa decisión del gobierno de Andrés Manuel López Obrador fue para darle vida artificial al AIFA y, por ejemplo, la senadora priista Carolina Viggiano refiere que, aunque tiene capacidad para 20 millones de pasajeros sólo mueve 3 millones, además que cancelar el aeropuerto de Texcoco (Naicm) costó 332 mil millones de pesos, construir el AIFA 104 mil millones de pesos, en total 436 mil millones, es decir, dice, mucho más que cancelar Texcoco.
Lo que más preocupa es que Estados Unidos adelanta que se reservará el derecho de rechazar el ingreso a su territorio de vuelos de México, entre otras posibles afectaciones a aerolíneas mexicanas.
Las presiones de EE.UU. contra México no paran, están los aranceles en curso y los anunciados, la revisión del T-MEC, el cierre fronterizo al ganado por el gusano barrenador, la exigencia de combatir el fentanilo y a los cárteles, y otros más, que han tenido al equipo de la presidenta Sheinbaum tratando de bajar la tensión.
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