Consecuencias económicas de una guerra
“Preferiría la paz más injusta a la más justa de las guerras.” Cicerón

Antiguamente, se comentaba que las guerras eran una válvula de escape para las economías del mundo, pues a través de ellas, se podían reactivar economías dañadas por la falta de mercados. Efectivamente, para muchos países que no formaban parte de un conflicto bélico y se encontraban cercanos territorial o económicamente, les representaba una oportunidad de crecimiento y desarrollo al poder incrementar sus operaciones. Eso era lo que se llamaba la economía de guerra.
En el caso del actual enfrentamiento en Oriente, el primer impacto económico previsible será el precio del petróleo, ya que cualquier interrupción parcial o total del flujo a través del estrecho de Ormuz alterará los precios internacionales. Hay algunos analistas que estiman que el crudo Brent podría alcanzar los 130 dólares por barril.
Consecuencia de lo anterior, sería el incremento en el costo de la energía, cuestión que Europa ya ha padecido con la guerra con Ucrania, pero que ahora generará mayor inestabilidad a nivel mundial.
Para nuestro País, tendríamos un impacto en el costo de nuestras gasolinas, pues la mayoría de ellas son importadas, a pesar de ser productor de petróleo y de tener algunas refinerías, no son suficientes para atender las necesidades de nuestro mercado. En este rubro puede haber una paradoja. Por un lado, al incrementarse el precio del petróleo en mundo, derivado de nuestras exportaciones de crudo, tendríamos mayores ingresos, aunque se verían eliminados en virtud de los altos subsidios a las gasolinas, lo cual presionaría el gasto público. Generando además crecimiento inflacionario derivado de la gran cantidad de industrias que dependen del petróleo y sus derivados lo cual afectaría al transporte y por ello a los consumidores y empresas.
En el mercado de valores, se podría ver en el caso de las economías emergentes, como la nuestra, una salida de capitales que buscarían mercados más robustos y consolidados como los europeos.
La llegada de nuevas inversiones y la expansión de las existentes, en el caso de México, se verían pausadas ante la incertidumbre de las consecuencias de un conflicto bélico de grandes proporciones, lo cual afectaría considerablemente el crecimiento económico del país
Ciertamente que después del fin de una guerra, como ocurrió en el caso de la Segunda Guerra Mundial, una de las principales tareas a las que se enfrentaron los países afectados fue la reconstrucción de las infraestructuras y ciudades que habían sido devastadas por los bombardeos y los combates. Esta reconsdo trucción masiva fue necesaria para poder restablecer la normalidad en la vida de los ciudadanos y para impulsar la economía de los países afectados. Esta tarea evidentemente trae consigo una reactivación de las economías involucradas.
En adición, los países ganadores, generalmente establecen programas de reactivación económicas, como fue el llamado Plan Marshall que surgió después del final de la Segunda Guerra Mundial, propuesto precisamente por el Secretario de Estado de los Estados Unidos, George Marshall, en 1947, el Plan Marshall tenía como objetivo principal ayudar a la reconstrucción de Europa después de la devastación sufrida durante la guerra. A través de este plan, los Estados Unidos proporcionaron asistencia financiera y material a los países europeos, lo que contribuyó en gran medida a su recuperación económica y a la estabilización de la región.
Sin duda, después de una conflagración vienen una serie de consecuencias importantes en todos los ámbitos incluido el económico.
- *- El autor es asesor empresarial en cabildeo.
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