El Río Colorado: ¿Lo del agua al agua?
El río Colorado sostiene la vida de más de 40 millones de personas en dos países, nace como un modesto arroyo en las Montañas Rocosas de Colorado, a 3,100 metros sobre el nivel del mar.

El río Colorado sostiene la vida de más de 40 millones de personas en dos países, nace como un modesto arroyo en las Montañas Rocosas de Colorado, a 3,100 metros sobre el nivel del mar. Desde este punto, inicia un recorrido de 2,333 kilómetros que lo convierte en el quinto río más largo de América del Norte.
La distribución del agua del Colorado está regida por el histórico Tratado de 1944. De acuerdo con el Colorado River Compact y datos del U.S. Bureau of Reclamation, del total del caudal del río, Estados Unidos retiene aproximadamente el 90%, mientras que México recibe el 10% restante. La porción estadounidense se divide entre siete estados: Colorado recibe el 23.3% del total del río, California el 26.4%, Arizona el 16.8%, Utah el 10.4%, Wyoming el 6.3%, Nuevo México el 5.1% y Nevada el 1.8%.
México, por su parte, recibe 1,850 millones de metros cúbicos anuales según el Tratado sobre Distribución de Aguas Internacionales de 1944, ese 10% del caudal total histórico del río. De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), esta agua mexicana se distribuye principalmente en el Valle de Mexicali, que recibe 1,820 millones de metros cúbicos para uso agrícola más 30 millones para uso urbano.
¿Y Tijuana? Nuestra ciudad depende casi exclusivamente del Acueducto Río Colorado-Tijuana,
una obra de ingeniería que transporta el agua 140 kilómetros desde Mexicali, venciendo una diferencia de altura de 1,060 metros al cruzar la Sierra de La Rumorosa. De acuerdo con datos de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (CESPT), de los aproximadamente 183 millones de metros cúbicos asignados a las ciudades de Baja California desde el acuífero de la Mesa Arenosa de San Luis, Tijuana consume alrededor de 170 millones anuales, lo que representa cerca del 93% de esta asignación urbana.
Dentro de la porción mexicana, según datos de CONAGUA, Baja California recibe aproximadamente 99%, mientras que Sonora recibe el 1% restante. Y dentro de Baja California, el uso agrícola en Mexicali representa aproximadamente 91%, mientras que el uso urbano (donde Tijuana es el principal consumidor) representa el 9%.
Esta compleja red de distribución nos recuerda la fragilidad de nuestro abastecimiento. Tijuana, una metrópoli de más de dos millones de habitantes, depende de un río que nace a miles de kilómetros de distancia y cuyo caudal está comprometido por el cambio climático y la sobreexplotación.
Pero hay una amarga ironía en esta relación hídrica transfronteriza. De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) y estudios de la Universidad de California en San Diego, mientras Estados Unidos nos entrega agua del Colorado por el norte, nosotros le devolvemos hasta 170 millones de litros diarios de aguas residuales sin tratar a través del río Tijuana.
Esta contaminación ha provocado el cierre de las playas de Imperial Beach por más de mil días consecutivos y representa una crisis ambiental que afecta a ambos lados de la frontera. Es una deuda ecológica que debemos saldar urgentemente, no solo por justicia ambiental, sino porque el futuro de nuestra relación bilateral —y el acceso mismo al agua del Colorado— podría depender de cómo resolvamos esta vergonzosa paradoja: recibimos agua limpia y devolvemos contaminación.
- *- El autor es Doctor en Economía, Maestro en Desarrollo Regional, asesor y consultor empresarial, profesorinvestigador en Cetys Universidad.
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