Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas /

República fracturada

Nuestro querido país, la República Mexicana, se encuentra en una encrucijada crítica.

Roberto Vega Solís

Nuestro querido país, la República Mexicana, se encuentra en una encrucijada crítica. A lo largo de nuestra rica historia, hemos enfrentado diversos momentos de crisis y tensión, pero hoy, lo que está en juego, es el pacto mismo que nos une como nación: el equilibrio de poderes, el respeto a las instituciones y la vigencia del estado de derecho. La fractura de la República no es un riesgo lejano ni abstracto, es una realidad palpable que se manifiesta en el debilitamiento sistemático de las instituciones, el sometimiento del poder legislativo y la erosión de los contrapesos democráticos.

La reciente elección del poder judicial representa un golpe directo a uno de los cimientos y pilares fundamentales de cualquier democracia moderna: la autonomía de los jueces. Bajo una narrativa popular de “democratizar” la justicia, se esconde una intención perversa de controlar políticamente al poder, que por definición debe ser imparcial, sumamente preparado y garante de las libertades ciudadanas. El riesgo de transformar al Poder Judicial en un instrumento del Ejecutivo, no solo vulnera la división de poderes, sino que abre la puerta a un régimen autoritario, disfrazado de legalidad.

En este escenario, el papel del poder legislativo, ha sido igualmente preocupante. Lejos de ser un contrapeso autónomo, se ha convertido en una cámara de eco que aprueba sin cuestionar, sin analizar, sin debatir y sin representar genuinamente la pluralidad del país. La deliberación, elemento esencial de cualquier democracia, ha sido substituida por una obediencia partidista que anula la voz de millones de mexicanos. Se ha perdido de vista que el Congreso de la Unión no debe estar al servicio del Ejecutivo, sino del pueblo de México.

A esto podemos sumar que tenemos una oposición debilitada, desarticulada, y en muchos casos, más preocupada por sus intereses internos que por el destino del país. La falta de una alternativa firme, coherente y articulada, ha facilitado el avance de una visión unitaria del poder que no admite disidencias ni límites. La democracia no puede sobrevivir si una oposición fuerte, responsable y dispuesta a construir acuerdos desde la diferencia. Las cámaras y organismos empresariales en su mayoría - han sido escuetos en sus posturas, débiles, y solo han servido de comparsa al régimen. La Coparmex es un sindicato patronal fuerte, que tiene claro lo que necesita México, hablamos desde la voz de la conciencia y decimos lo que se tiene que decir. En Coparmex se trabaja por defender las libertades y por un mejor proyecto de país.

Frente a este panorama incierto, es urgente recuperar el espíritu republicano que dio origen a nuestra nación. México no puede ni debe reducirse a un solo proyecto de poder, a una sola visión ideológica, ni a un solo liderazgo. La República debe ser un espacio común donde las diferencias se procesan con respeto, donde la ley es el punto de encuentro y donde las instituciones garantizan que nadie esté por encima de la ley.

Hoy desde la Coparmex, hacemos un llamado a la unidad, a una verdadera y auténtica unidad, construida desde la ciudadanía, desde el amor por México y la defensa de nuestras libertades. Urge recuperar el nacionalismo cívico, no solamente como un concepto teórico, sino como un compromiso diario con el bien común.

Antes que las ideologías, se deben privilegiar las libertades. Solo así podremos restablecer y consolidar nuestra República. México lo necesita, le urge, y lo exige. La historia nos observa. Y el futuro, lo construimos todos, hoy.

  •  *- El autor es Presidente del Centro Empresarial Coparmex Tijuana.

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí