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Entre misiones y esquemas el esquema fenicio/misión imposible sentencia final

Dir. Wes Anderson/Christopher McQuarrie

Manuel  Ríos Sarabia

Cada que se estrena una nueva cinta de Wes Anderson (desde la fatídica The French Dispatch), la ocasión se ha convertido en algo como un gato de Schroedinger, es buena y es mala simultáneamente, hasta que la ves… y lo más increíble es que puede ser ambas cosas a la vez, como es el caso de El esquema fenicio.

Después de un gran retorno con Asteroid City, Anderson tropieza consigo mismo. Su estilo inconfundible y ya inseparable de su personalidad se ha convertido prácticamente en autoparodia. Lo que se veía como una comedia divertida y encantadora en el trailer, es algo que hay que soportar hasta el final. Su trama no tiene sentido, excusa para poner a los personajes en situaciones chuscas y, una vez más, un padre buscando redención familiar; Benicio del Toro interpreta a Zsa Zsa Korda (el padre en cuestión), un despiadado empresario cuyo lema es “si algo se cruza en tu camino, aplástalo”. Resulta imposible empatizar con él, su personalidad recuerda a Daniel Plainview (There Will Be Blood) en su insaciable lucha por ganar a toda costa. Sin embargo, después de sobrevivir varios atentados contra su vida, Zsa Zsa, a pesar de tener otros nueve hijos, busca heredar todo a su hija Liesl (Mia Threapleton), una estoica monja que se une a las absurdas peripecias empresariales de su padre. Visualmente la cinta es un deleite, Anderson lleva su estilo al ápice, presentando una de las mejores interpretaciones jamás vista de lo que realmente sería un comic en cine, con encuadres imposiblemente simétricos (como siempre) y acción tan, paradójicamente, estática y artificial que sólo podría existir en una viñeta de Tintín. Por lo demás, deja al espectador esperando el encanto de otras mejores entradas, muy lejos está el esquema de la mejor obra de Anderson, La vida acuática con Steve Zissou (2004). Advertidos están.

El caso opuesto es el de Misión Imposible Sentencia Final, la octava, y supuesta, última entrega.

No había mucho que esperar, sólo más de lo mismo, Tom Cruise corriendo e inventándose stunts espectaculares para lucir. Así, es mucho más grande la sorpresa, al ver que McQuarrie y Cruise han aligerado su carga, dándose cuenta de que estás películas no son más que comedias y logrando una muy divertida auto parodia, que por un lado reconoce sus ridículos orígenes televisivos, y los celebra, y por otro exacerba todo aquello que resulta absurdo en su esencia.

Los personajes se convierten en espectadores, cuestionando lo irracional de los planes, lo disparatado que suenan como la única manera de salvar al mundo de una IA que desea aniquilarlo todo. Por demencial que suene, ESE es el plan. Se trata de una caricatura, donde al villano (Esai Morales) sólo le falta retorcer su bigote. Pero lo más sorprendente es que McQuarrie se encargará de incluir claras referencias a la realidad política actual, aunque sea por contraste. Una presidenta negra hiper capaz, ex directora de la CIA, un gabinete mezclado, incluyendo traidores que intentan sabotearla. La IA hace lo que hace porque puede. Y la mejor línea de la película, recitada por Cruise, cuando un traidor intenta matarlo, y antes de deshacerse de él, “has pasado demasiado tiempo en internet”, en alusión directa a los influencers tóxicos que han lavado el cerebro de millones de hombres en la machosfera.

Pero el plato fuerte es la secuencia de acción final, en la que McQuarrie y Cruise rinden homenaje a Indiana Jones (uniforme incluido), replicando la clásica secuencia del camión, pero volando en avionetas. Y aunque Cruise no tenga ni una fracción del carisma de Harrison Ford, es algo digno de verse en la pantalla más grande.

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