Día del Niño
Día Mundial del Niño también conocido como Día Universal del Niño o Día Mundial de la Infancia, fue proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 14 de diciembre de 1954, con el objetivo de promover el bienestar infantil y fomentar la fraternidad entre los niños y niñas de todas las naciones.

Día Mundial del Niño también conocido como Día Universal del Niño o Día Mundial de la Infancia, fue proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 14 de diciembre de 1954, con el objetivo de promover el bienestar infantil y fomentar la fraternidad entre los niños y niñas de todas las naciones. La resolución instaba a los países a conmemorar esta jornada para concienciar sobre los derechos de la infancia y su desarrollo integral, así como para apoyar los principios de la Carta de las Naciones Unidas. Aunque se estableció el 20 de noviembre como la fecha oficial, la ONU permitió a cada país elegir una fecha alternativa según sus propias circunstancias y tradiciones nacionales.
Según la CNDH, en el año de 1924, en México, se señaló el 30 de abril como Día del niño.
Así es que el 30 de abril es el día del niño, en México es un día que utilizamos para recordar que esos pequeños humanitos tienen derechos y que tenemos una responsabilidad frente a ellos, además de que los niños deben aprender a convivir con otras crías de humano aunque éstas sean diferentes a ellos.
Los niños siempre han ocupado un lugar central en la sociedad mexicana (aunque no siempre han sido vistos de la misma manera), por ejemplo, en la época prehispánica eran considerados “un regalo de los dioses” y los llenaban de consejos amorosos y discursos educativos, aunque eso no quitaba que los aztecas, por ejemplo, al ser una sociedad militarizada, fueran muy severos en la educación de sus hijos.
En otras culturas, la noche de Walpurgis, también conocida como la “noche de las brujas”, se celebra del 30 de abril al 1 de mayo. Tiene sus raíces en las tradiciones paganas del norte de Europa, especialmente en Alemania y Escandinavia, donde antiguamente se creía que en esa fecha las fuerzas oscuras ganaban fuerza, los espíritus se alborotaban y las brujas salían a volar en sus escobas para reunirse en lugares altos como montañas o riscos.
Todo esto justo antes del amanecer, cuando, según la leyenda, cualquier maleficio lanzado durante esa noche alcanzaba su punto máximo de poder.
La festividad tomó su nombre de Santa Walburga, una monja del siglo VIII. La Iglesia, al igual que en todo el mundo, intentó cristianizar las costumbres paganas vinculando esta figura santa con la fecha de las celebraciones.
Pero, en el fondo, la noche mantuvo ese aire místico, donde lo sobrenatural y lo profano conviven sin ningún tipo de crítica. En muchas zonas rurales hacían fogatas para alejar a las brujas, se hacía ruido con campanas y se colocaban amuletos protectores en las casas.
Se cuenta que las brujas, después de reunirse en la noche, bajaban a estos pueblos para llevarse y matar a los más pequeños, niñas y niños, por ello en los poblados, hacían fogatas para evitar que los niños se perdieran y se los llevarán.
La figura del niño, con su inocencia y su energía, se coloca justo en contraste con el imaginario siniestro de la dicha festividad.
Enigmática historia, Feliz Día del Niño.
- *- El autor es Coordinador del Área Pericial del Instituto INJUS.
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