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Baja California está lista

Al conocer la noticia de que estaría escribiendo una columna que le diera la bienvenida a ustedes, lectores y visitantes foráneos, que conocen por primera —pero espero no por última— vez nuestro estado, no pude evitar pensar en los 18 capítulos que necesitaría para hablarles de lo espectacular que es Baja California.

Facundo  Gámez

Al conocer la noticia de que estaría escribiendo una columna que le diera la bienvenida a ustedes, lectores y visitantes foráneos, que conocen por primera —pero espero no por última— vez nuestro estado, no pude evitar pensar en los 18 capítulos que necesitaría para hablarles de lo espectacular que es Baja California.

Desafortunadamente, solo tengo unas cuantas palabras para capturar la esencia de un espacio que ha sido definido de muchas maneras: con juicios duros, con miradas ajenas, con visiones críticas, pero, sobre todo, con percepciones lejanas que no siempre reflejan lo que realmente somos ni lo que en verdad podemos ofrecer.

He leído columnas de supuestos opinólogos amargos, que intentan narrar la historia de esta tierra desde la distancia, y otras tantas noticias que, aunque ciertas, no alcanzan a mostrar la película completa. Porque Baja California no se entiende con titulares, se vive, se recorre y se saborea. Por eso sentí la necesidad de escribirles no solo los hechos, sino también los colores, las texturas y los detalles de esta tierra que no se parece a ninguna otra.

Baja California no es solo un destino turístico, es una experiencia. Es ese lugar donde el desierto y el mar se dan la mano, donde el viento tiene aroma a sal y a libertad, donde cada amanecer pinta de dorado las montañas y cada atardecer hace que el Pacífico se incendie en tonos naranjas, rojos y morados. Aquí, el tiempo se vive distinto. Aquí, la vida se siente más intensa.

Los atractivos son tantos que no cabrían en una sola columna. Podría dedicar páginas enteras a hablar del Valle de Guadalupe, de sus vinos premiados internacionalmente, de su cocina que ha revolucionado la gastronomía mexicana y ha atraído a chefs y comensales de todo el mundo. Podría escribir renglones enteros sobre la majestuosidad de la Rumorosa, sobre la energía creativa de Tijuana, sobre la calidez de Mexicali, sobre las olas perfectas de Rosarito o sobre la magia marina del Parque Nacional Bahía de los Ángeles.

Porque en Baja aportamos algo único a quienes nos visitan, y solo puedo describirlo como el estilo Baja: una forma de ver la vida con pasión, con autenticidad, con esa mezcla de valentía y sencillez que nos caracteriza. Un estilo que habla de lo increíble que es la vida cuando aprendes a fluir con el entorno, cuando entiendes que moverse, adaptarse y crear no es solo para el viento o el océano, sino para los que queremos siempre más.

Decidí entonces convertir este espacio en una recomendación, y no de la mejor cerveza artesanal de México —aunque la tenemos—, ni del vino que compite en catas internacionales, ni del taco de carne asada que probarán en Tijuana (con el debido respeto a Mexicali), ni del taco de pescado de Ensenada, ni siquiera de la ensalada César, la más famosa del mundo y nacida aquí.

No. Este espacio es para recomendarles algo más profundo: que vivan cada segundo como lo vivimos aquí, en la Baja. Sin esperar permiso para crear. Sin frenar por miedo. Sin mirar de reojo para ver si alguien más lo está haciendo. Aquí se hace. Aquí se vive. Aquí se sueña en grande. Baja nos enseña que los límites los ponemos nosotros mismos, que los caminos se abren, y que los nombres se forjan con trabajo y corazón.

Porque eso es Baja California: un estilo inigualable de vida. Una tierra de pioneros, de soñadores, de quienes llegaron sin mucho, pero con todo por ganar. Una tierra que nos enseñó que sí se puede crear donde nadie más cree posible hacerlo. Que se puede forjar una leyenda en donde antes solo había desierto.

Gracias por formar parte de esta historia. Gracias por mirar hacia el norte, hacia este rincón del país que no se conforma con ser frontera, sino que aspira a ser puente. Gracias por hacer de su visita el primer capítulo de lo que será, sin duda, una de sus mejores temporadas.

Nos sentimos honrados de tenerlos aquí, de compartir lo que somos, de invitarlos a vivir la Baja, no como turistas, sino como exploradores del estilo de vida que aquí se respira. Baja no se olvida. Baja se queda con uno. Y uno se queda con ganas de volver.

Gracias. Y Welcome to Baja California.

*El autor es fan de su estado y VP de turismo de Canaco Tijuana

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