Resentimientos

Lamento haya metido tanto ruido la telenovela con la monarquía española, justamente cuando estamos experimentando una histórica y novedosa trasmisión de la presidencia de la 4T. AMLO hizo historia, seguramente permanecerá en el video de sus mañaneras y será referencia cuando se enfrente lo mismo que él enfrentó. Interesante la incertidumbre de la derecha sobre su jubilación de la vida pública, se imaginan a AMLO mandándole mensajes a la presidenta, no se dan cuenta que está diciendo “hasta aquí puedo”. Le deseo larga vida, pero no me sorprendería dé el viejazo pronto, su entrega fue heroica. Por todo ello lamento tanto alboroto entre los gobiernos de España y el nuestro. “Disclaimer”, nací en México pero crecí en España, regresé ya adulto. Tengo más familia allá que acá. Esto lejos de ser un sesgo, es una mirada de alguien que ha visto desde ambos lados el asunto. Hasta mediados del siglo pasado salían bandas de gachupines el 15 y 16 de septiembre a aguantar bronca, se armaban peleas. El mal español es el que emigró, el racismo y clasismo era la característica de la comunidad española. “Mueran los gachupines” formó parte del grito en los zócalos del país, y hasta muy recientemente, en la mente mexicana. El resentimiento al español poderoso y abusivo es válido, pero eso ya dejó de existir desde hace medio siglo, no en la cabeza presidencial. Si de verdad se trata de los llamados pueblos originarios, mejor conocidos como indios o indígenas, entonces no es disculpas lo que necesitan, sino justicia social. El campesino indígena merece vivir muy bien, trabajan más que nadie, son los pobres de los pobres. El maltrato a los indígenas fue aún peor con el México independiente. La conquista fue sangrienta, la mayor parte derramada por indios contra indios, muchas de las muertes fueron por epidemias ante virus europeos. El mestizaje se dio muy gradualmente, hasta el siglo XIX era mal visto, biológicamente y culturalmente, pero hoy hay más de 20 millones de indígenas y siete hablan en lengua autóctona. La 4T ha llegado al campo con becas y apoyos, ya es ganancia, pero la justicia social no les llega. Lo que es peor, están siendo capturados y borrados culturalmente por la delincuencia que abusa de su condición de pobreza y por creencias cristianas que demandan una renuncia a sus tradiciones. Chiapas es un gran ejemplo de esto. Las nuevas leyes sobre los pueblos indígenas pueden ser muy complicadas. Los usos y costumbres, pueden, en este mundo contemporáneo, ocultar injusticias. Ya hay que olvidarse del rey de España, problema de ellos. Para nosotros la monarquía es algo de película, casi irrisorio, fuente de chismes estúpidos. Enfoquémonos en la toma de la estafeta.

*- El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.