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Querido derechairo:

No me gustan las etiquetas, pero para efectos de esta columna pública inicio con una esperando que se entienda en el contexto de esta.

Ariosto Manrique Moreno

No me gustan las etiquetas, pero para efectos de esta columna pública inicio con una esperando que se entienda en el contexto de esta.

Con la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia de México, el país enfrenta un nuevo liderazgo dentro de la misma línea que ha prevalecido en los últimos años. Sin embargo, esto no debe ser motivo para caer en una condena anticipada ni en el rechazo automático. Personalmente creo que hay razones para darle una oportunidad al nuevo gobierno, siempre con la clara responsabilidad ciudadana de vigilar y exigir resultados. Te comparto cinco:

1. Cada liderazgo tiene su sello propio: Aunque Sheinbaum comparte la ideología de López Obrador, es importante reconocer que cada líder imprime su propio estilo y prioridades. Su enfoque más técnico y su inclinación hacia el análisis científico podría traducirse en políticas que, aunque dentro del mismo espectro ideológico, sean más racionales y eficientes. Hay que observar sus acciones y no prejuzgar basándonos en su antecesor por más polémico que haya sido.

2. Los resultados deben ser la verdadera vara de medición: El éxito o fracaso del nuevo gobierno no dependerá de su discurso ni de sus promesas, sino de los resultados concretos que logre. Darle una oportunidad es simplemente permitir que se mida por sus acciones. Nuestro rol como ciudadanos debe ser VIGILAR de cerca, EXIGIR transparencia y, sobre todo, HACER RENDIR CUENTAS a quienes han asumido el poder.

3. La oportunidad de corregir los errores del pasado: Todo gobierno tiene la obligación de aprender de los fallos de su antecesor. Sheinbaum tiene la ventaja de conocer de primera mano las áreas donde la administración de López Obrador falló, lo que le da la oportunidad de ajustar el rumbo en áreas clave como la seguridad, el sistema precario de salud, la débil economía y el combate a la corrupción. Si no le damos la oportunidad de corregir esos errores, caemos en una trampa de parálisis política que no beneficia a nadie, solo a los dueños de los programas sociales para seguir victimizándose con enemigos del poder imaginarios.

4. Preservar la estabilidad del país: México no puede permitirse una crisis de gobernabilidad o de estabilidad política. Ante un contexto global de incertidumbre económica, es crucial que el país mantenga un rumbo claro. Negarse a darle una oportunidad al nuevo gobierno solo aumentaría las tensiones y pondría en riesgo la estabilidad.

5. Crear espacio para el diálogo y la negociación: Todo nuevo gobierno trae consigo la posibilidad de abrir canales de negociación con sectores que han sido ignorados o subestimados. Darle la oportunidad a Sheinbaum no significa apoyarla sin reservas, sino crear una atmósfera donde se puedan presentar alternativas y soluciones. Es el momento de construir puentes y generar acuerdos que puedan beneficiar a todos.

Querido derechairo: estoy contigo, creo en el libre mercado, la propiedad privada, el gobierno limitado, el nacionalismo, las tradiciones, la seguridad, el orden y las responsabilidades individuales, y quiero dejarte claro que no soy ingenuo ni tonto para confiar ciegamente en la nueva administración. Reconozco los riesgos y las preocupaciones que esto genera. Sin embargo, dar la oportunidad al gobierno que la inmensa mayoría ha elegido creo que es un acto básico de decencia y, sobre todo, de amor a México.

*- El autor es Director de Testa Marketing, investigación de mercados.

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