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‘Reformitis’

“Cuando no tienen nada que legislar, los diputados le meten mano al Código Penal”, decía un ex magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJE).

Agua  Caliente

“Cuando no tienen nada que legislar, los diputados le meten mano al Código Penal”, decía un ex magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJE). Y de nueva cuenta el jueves los legisladores estatales le metieron mano al mencionado código, para aparentar una férrea lucha contra la delincuencia, pero sabedores de que esto no hará mella en la delincuencia común y mucho menos en el crimen organizado, que como quedó demostrado el pasado miércoles cuando le pusieron una corretiza a agentes estatales, pueden incluso ahuyentar a las fuerzas policiacas de sus lugares de operación para demostrar quién manda.

En esta ocasión los legisladores y legisladoras de la mayoría oficialista y la minoritaria oposición, decidieron que sería buena idea “castigar” la falsificación de identificaciones de instituciones de seguridad o policiales, usurpación de esta profesión, así como el uso indebido de elementos de identificación, información o tecnología de comunicación de las instituciones de seguridad o policiales.

Abogados en derecho consultados, como el maestro en derecho Fernando Rosales Figueroa, señalan que tanto la usurpación de funciones públicas y el uso indebido de condecoraciones ya está regulado y la nueva adición o reforma será meramente decorativa, porque en nada contribuirá realmente para el combate a la delincuencia.

Claro que los legisladores podrán presumir ahora que “reformaron” el Código Penal para poder meterlo como un logro entra toda la “chatarra legislativa” que realizan.

Porque realmente no se trata de reformar por reformar la ley, sino que realmente se aplique como debe ser, porque de otra manera no solo se trata de letra muerta.

Fecha decisiva

Si todo sigue como hasta el momento, quizá para el próximo miércoles el país tendrá aprobada la reforma constitucional para desmoronar al Poder Judicial de la Federación.

Esto porque los senadores de la mayoría oficialista de Morena y apéndices solo requieren el voto de uno de los legisladores de la oposición para lograr la ansiada reforma propuesta e impulsada por el aún presidente López Obrador.

La iniciativa de reforma pasó como cuchillo en mantequilla en la Cámara de Diputados, donde la mayoría legislativa de Morena y aliados simple y sencillamente ignoraron a los opositores, cambiaron de sede, disfrutaron de una taquiza y levantaron el dedo para avalarla.

En el Senado la situación es un poco diferente, porque si la oposición realmente forma un bloque de contención, Morena y sus secuaces no tendrán la mayoría calificada para aprobar la reforma. Así que en este momento se cruzan apuestas para 1) ver si doblan a al menos un senador opositor); y 2) saber quién será el Judas en el Senado.

Mientras eso sucede, desde diferentes sitios, tanto nacionales como extranjeros, hay voces que alertan sobre los riesgos de la cacareada reforma judicial, cuya parte medular es correr a todos los Jueces y Magistrados Federales, así como a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), con especial dedicatoria para la ministra presidenta Norma Piña Hernández, para luego elegir a los nuevos por medio del voto popular.

Por el momento el Poder Judicial de la Federación, incluida la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sigue en paro, y no se sabe cuál será el siguiente paso de los trabajadores, Jueces, Magistrados y Ministros en caso de que la mencionada reforma sea aprobada.

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