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El día en que Tijuana dejó de ser porfirista

En mayo de 1911, la revolución floresmagonista estaba a la ofensiva en toda Baja California.

Gabriel  Trujillo

En mayo de 1911, la revolución floresmagonista estaba a la ofensiva en toda Baja California. Para el lunes 8 de mayo, el informaba que el ejército floresmagonista, proveniente de Mexicali, se aprestaba a liberar al poblado de Tijuana de la dictadura porfirista: “El Gral. Pryce, comandante de la Segunda División del ejército liberal en Baja California, se ha unido al Gral. Sam Woods, sucesor de Jack Mosby, en Tecate, dejando el rancho Little y las cercanías de Mexicali para que las fuerzas bajo la Primera y Tercera divisiones lo protejan. Pryce está en camino a Tijuana, cerca de San Diego, y espera capturar ese asentamiento en pocos días”.

Un día después, el 9 de mayo, se avisaba de que las tropas de la dictadura no estaban dispuestas a morir por nadie. En una nota titulada “El mismo estilo de los federales”, se informaba que Tijuana estaba por caer: “¿Federales? Disparan dos salvas y corren como ciervos. En un reporte desde San Diego se decía que los “insurrectos de Tecate aparecieron ante Tijuana a las 10 de la mañana, preparados para atacar el pueblo. Todos estaban montados; se cree que había 200 en la banda. Los federales marcharon hacia Agua Caliente para encontrarse con ellos, dispararon dos salvas y luego se retiraron al pueblo con gran prisa. Las mujeres, los niños y los enseres domésticos fueron llevados apresuradamente a través de la línea americana. A los turistas se les ordenó que salieran de Tijuana esta mañana. Las fuerzas rebeldes son las fuerzas combinadas de los generales Sam Woods y Carl Pryce”.

Para el 10 de mayo, las noticias desde Tijuana eran la comidilla del día. En un artículo del otro lado se daba a conocer que: “Un corresponsal del periódico fue a Tijuana esta tarde y encontró a los rebeldes en plena posesión y comiendo su primera comida en 24 horas y vio a cuatro rebeldes muertos aún no enterrados. Las casas estaban acribilladas a balazos. Una estimación cuidadosa coloca las bajas desde que comenzó la lucha de ayer en 10 muertos y 20 heridos. Se confirmó el informe de que el general Wood fue muerto y el general Pryce está al mando de los insurgentes. Los rebeldes son casi todos americanos. Se informa que ciento cincuenta federales han desembarcado en Descanso esta mañana y se espera una segunda batalla esta noche. Después de cuatro horas de lucha, los rebeldes capturaron Tijuana esta mañana. El ataque comenzó a las 4 en punto, los rebeldes se arrastraron hasta la plaza de toros, abrieron fuego y empujaron a los federales a las trincheras al noreste de la ciudad. Incendiaron el corral de toros y las gradas. El ataque ganó fuerza inesperadamente esta mañana. Las fuerzas federales, confiando en que la partida de flanqueo enviada desde Tijuana la noche anterior había obligado a los rebeldes a retirarse, descansaron en supuesta seguridad hasta que los rebeldes arribaron el pueblo al amanecer. La partida de flanqueo salió anoche de Tijuana sobre las 9 de la noche. A una milla más o menos al este de la ciudad, en la entrada de un cañón, se encontró con los puestos de avanzada de los rebeldes, fue atraído a una trampa y prácticamente exterminada. En este enfrentamiento, Sam Wood, quien había sido elegido por los rebeldes para suceder a Jack Mosby en su comando y su ayudante afroamericano perdieron la vida. Wood fue sucedido en el mando por el Capitán C. Pryce. No se sabe todavía cuántos otros rebeldes murieron en la breve y sangrienta lucha. A las 9:50 de esta mañana cesaron los combates en Tijuana. A media milla de distancia de la línea americana, se podía ver a los rebeldes caminando por las calles, lanzando sus sombreros, llamando y haciendo señas a los cientos de espectadores de la línea para que visitaran el pueblo. Alrededor de 15 a 20 federales que se encontraban en la casa de adobe de la aduana, se apresuraron a escapar en sus caballos a las 9 de la mañana”.

Tijuana, como Mexicali, ya era un territorio ganado por la Revolución Mexicana, la radical, la íntegra, la floresmagonista. Para muchos porfiristas, civiles y militares, eso era el fin del mundo tal y como lo conocían. El acabose. Como tantos fieles a la dictadura, clamaban venganza, querían recuperar sus privilegios lo más pronto posible. Para ellos, la revolución era un caos anarquista. Su peor pesadilla.

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