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El ‘Lunes Negro’, 19 de octubre de 1987

“El que no conoce la historia está condenado a repetirla” decía el filósofo español Jorge Agustín Nicolás Ruíz de Santayana.

Ismael  Plascencia López

“El que no conoce la historia está condenado a repetirla” decía el filósofo español Jorge Agustín Nicolás Ruíz de Santayana. Así que una forma de entender que paso este lunes 5 de agosto es analizando el famoso “Lunes Negro” de 1987 cuando el índice Dow Jones de la Bolsa de Valores de Nueva York cayó 22.6 por ciento en un día.

La caída del índice Nikkei 225 de Tokio cayó 12.4 por ciento y aunque su caída es atribuida a la publicación de los resultados del mercado laboral en Estados Unidos, es difícil explicar porque en Japón el precio de las acciones se desploma tanto, mientras que en Europa es de 2 por ciento en y en el propio Estados Unidos cayó 3 por ciento el índice S&P 500.

El premio nobel de economía Robert J. Shiller aplicó un cuestionario a los participantes del mercado de aquel lunes negro de 1987, tanto a individuos como a instituciones inversionistas, recibió casi 1,000 respuestas y sus resultados fueron publicados en el National Bureau of Economic Research en noviembre de 1987, en un documento titulado: Conducta del Inversionista en el colapso del mercado de octubre de 1987. Estos fueron sus principales hallazgos:

1. El comportamiento de los inversionistas no obedeció a algún rumor o historia previo al 19 de octubre.

2. Las noticias económicas de la semana previa poco afectaron las decisiones de o vender acciones.

3. Hubo mucha ansiedad y conversaciones entre inversionistas el 19 de octubre.

4. Muchos inversionistas pensaron (como siempre) que pueden predecir el comportamiento del mercado.

5. Tanto los compradores como los vendedores sabían que el mercado estaba sobrevaluado.

6. La mayoría de los inversionistas interpretan el colapso financiero debido a la psicología de los otros inversionistas que cayeron en pánico.

De lo anterior se pueden sacar una muy importante conclusión, y es que no hubo algo específico que detonará la caída, se presenta una corrida financiera o estampida por nerviosismo que se propaga como virus entre compradores y vendedores, y en donde se tiene como antecedente que la mayoría de los participantes sabían que el mercado estaba sobrevalorado, lo que se conoce como una burbuja financiera.

Se puede desprender como lección que actualmente muchos analistas e inversiose nistas coincidimos en que hay una burbuja en los mercados de valores provocada por el exceso de dinero que se imprimió durante la pandemia, por lo que es cuestión de tiempo, que algún evento significante o no, provoque una estampida que es más psicológica que fundamentada y se dé un fuerte desplome en las bolsas de todo el mundo ocasionando una crisis como la del 2008.

A diferencia de 1987, actualmente existe mucha más incertidumbre y grandes riesgos como las elecciones y desaceleración económica en EE. UU., la guerra comercial China-EE. UU., la guerra entre Rusia y Ucrania, las tensiones en el medio oriente en donde en cualquier momento Irán podría atacar a Israel. Difícil saber que evento específico reventará la burbuja especulativa y si con lo sucedido el lunes comenzó el proceso de corrección de mercados.

*El autor es presidente del Colegio de Economistas de Baja California y consultor empresarial

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