Chicago, espacio de oportunidades para mujeres latinas
Lorenza es una mujer mexicana que ha encontrado en la ciudad de Chicago, conocida por ser una Ciudad Santuario, mucho más que un lugar para vivir.
Lorenza es una mujer mexicana que ha encontrado en la ciudad de Chicago, conocida por ser una Ciudad Santuario, mucho más que un lugar para vivir: ha hallado un hogar donde ha podido florecer personal y profesionalmente. Originaria de Guanajuato, Lorenza emigró a Estados Unidos con su madre y hermanas en busca de oportunidades laborales y un futuro mejor.
Desde el principio, la red de mujeres que las acogió, establecida por las tías que habían llegado años antes, fue crucial para orientarlas en las dinámicas y ritmos de la vida estadounidense, facilitando su integración gradual en la sociedad. Gracias al apoyo en sororidad que obtuvo, Lorenza consiguió su primer empleo en una boutique, lo que marcó el inicio de su camino hacia su independencia económica como mujer mexicana y migrante.
A lo largo de los años, Lorenza ha tenido la oportunidad de vivir en varias ciudades estadounidenses como Los Ángeles, Nebraska y, finalmente, Chicago, donde actualmente reside como migrante indocumentada. Chicago ha sido más que un lugar de residencia; ha sido un refugio donde ella se siente plena, segura y realizada. En los más de 20 años que tiene residiendo ahí ha logrado construir una vida estable con una familia, una vivienda, un negocio y un círculo familiar que poco a poco ha ido emigrando para consolidarse del lado norte de la frontera.
Sin embargo, su experiencia como inmigrante no ha estado exenta de desafíos y desaires. Uno de los mayores obstáculos que ha tenido es hablar de manera fluida el idioma inglés, el cual ha sido un constante reto para Lorenza, quien aún conserva un ligero acento mexicano que no puede ocultar al hablar. Este aspecto ha resultado en algunas experiencias negativas o desagradables con personas estadounidenses que no comprenden su forma de hablar, o que fingen no hacerlo debido a su acento.
A pesar de estos desafíos lingüísticos, que podrían ser leídos como actitudes de violencia cotidiana ejercidos contra personas inmigrantes, Lorenza valora profundamente a Estados Unidos como nación receptora de inmigrantes. E identifica a Chicago como una Ciudad Santuario, donde personas como ella son recibidas con cierta apertura y respeto, incluso a pesar de las diferencias culturales y lingüísticas.
Lorenza identifica que en Chicago se percibe cierta actitud positiva hacia las personas que vienen de fuera, situación que ha facilitado su integración social y ha contribuido a su sensación de bienestar y pertenencia. También hay que mencionar que Lorenza ha vivido la mayor parte de su vida en Pilsen, uno de los barrios mexicanos más vibrantes de Chicago, conocido por su rica oferta cultural que incluye desde casas de cultura y museos hasta organizaciones que apoyan a las y los migrantes promoviendo sus derechos.
En Pilsen, Lorenza encuentra una conexión auténtica con sus raíces mexicanas. Los negocios, restaurantes y servicios están dirigidos mayoritariamente por personas mexicanas o de ascendencia latina, lo que refuerza su identidad cultural y le brinda un sentido de comunidad sólido y acogedor. Aquí, puede hablar su idioma, estar con su gente, celebrar fiestas, ceremonias y tradiciones, así como disfrutar de la más amplia oferta gastronómica que evocan recuerdos de su país de origen.
La existencia de ciudades santuario como Chicago no solo ha facilitado la vida cotidiana de mujeres como Lorenza, sino que también ha enriquecido la cultura local estadounidense al abrirse a culturas como la mexicana, que hoy día tienen una importante presencia en los barrios latinos como Pilsen. Podemos finalizar con unas palabras de Lorenza que nos muestran su sentir: “Chicago es más que un lugar de residencia; aquí he encontrado seguridad, oportunidades y una comunidad.” Queda claro que su amor y admiración por Estados Unidos son mayúsculos, pero su conexión emocional y su sentido de bienestar más profundo provienen de la vibrante comunidad mexicana y latina que ha florecido en esta Ciudad Santuario.
*- La autora es investigadora del Colegio de la Frontera Norte – Estancias Posdoctorales.
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