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Sin probada honestidad

La regla que debería ser un requisito que se cumpla, por quienes aspiran a tener un puesto de elección popular, es, sin lugar a duda, la honestidad. No obstante, es la deshonestidad y el desprestigio el que reina, en la enorme mayoría de los candidatos de todos los partidos políticos.

José Roberto  Vázquez

Por el derecho a la libertad de expresión.

La regla que debería ser un requisito que se cumpla, por quienes aspiran a tener un puesto de elección popular, es, sin lugar a duda, la honestidad. No obstante, es la deshonestidad y el desprestigio el que reina, en la enorme mayoría de los candidatos de todos los partidos políticos. Las palabras vacías con las cuales, día con día ametrallan a los ciudadanos, llevan la insana intención de nunca cumplirlas. Hasta ahora, lo que se ha dicho en campaña no se repite durante la gestión, cuando ya fueron electos. Es entonces cuando comienzan a experimentar los olvidos, y la memoria de corto plazo reina en las mentes de los funcionarios. De repente se convierten en ciudadanos expertos en las diversas leyes; en conferencistas cotidianos; en visitadores continuos de ayuntamientos y municipios; en carne de ceremonias fatuas, donde solo buscan promover su imagen y sentirse tocados por los dioses. El gratificante acceso a recursos financieros ilimitados, utilizando los diversos programas del congreso del estado, de las presidencias municipales, las sindicaturas o las regidurías, les permite gastar en beneficio propio, sin ninguna fiscalización efectiva y legal.

De la misma manera, pueden, si así lo consideran correcto, expresar cualquier opinión o no darles seguimiento a sus compromisos de campaña, sin ninguna consecuencia. Por ejemplo, en el caso de Román Cota, candidato de Morena a la presidencia municipal de Tecate, durante el debate anterior le preguntaron sobre unos paneles solares con un valor de cien mil pesos que había desviado y los había utilizado en su domicilio. Román Cota de manera desvergonzada responde, que fueron utilizados para equipar su módulo de atención ciudadana. Esto es un desvío de recursos finanteras… cieros y debe ser sujeto de una investigación penal, porque es posible que sea una conducta criminal cotidiana en este candidato. Los diputados locales deben ser fiscalizados en cada una de sus gestiones, para impedir que abusen de los dineros. También está el caso de Ismael Burgueño, candidato a la presidencia municipal de Tijuana, quien no cumplió sus obligaciones como padre de familia, y dejó de pagarle pensión alimenticia a su familia, cosa que está debidamente probada y que le impide ser candidato. Sin embargo, su candidatura parece que seguirá.

Por último, está el caso de María Teresa Méndez Vélez, candidata a diputada por el sexto distrito. Durante su gestión como Síndico Procurador, no se distinguió de los anteriores por darle seguimiento a las quejas ciudadanas. No se tiene información de que haya investigado la corrupción en los policías municipales. Las quejas de los ciudadanos son constantes, y, especialmente los abusos a los visitantes de California son graves y constantes. Además, junto con otras dos personas, entre ellas yo mismo, interpusimos una demanda penal contra el expresidente municipal César Moreno GonDespués zález de Castilla, por peculado y otros delitos, y no le dio seguimiento durante su gestión. Poco se puede esperar de ella si llega a ser diputada, pues su objetivo principal será promoverse para la presidencia municipal de Tecate. No se cuáles son sus propuestas de campaña, pero si ya cerró ojos y oídos contra el expresidente, muy poco podemos esperar de ella. Ya la veremos dentro de tres años practicando el chapulinazo. Como podemos percibir, los candidatos no son honestos ni llenan los requisitos de probidad moral. Muy poco podemos esperar de ellos si pueden, con tanta facilidad, echar a la basura todo por lo cual se comprometieron. Las sonrisas y los abrazos callejeros, el sentarse durante la campaña político electoral, en una piedra a platicar con los vecinos y aceptarles un taco de frijoles, no los obliga ni los compromete. Es el pago que hacen por un voto. Después de esto, no volverán a ir a las colonias, ni se convivirán con la gentuza. Serán harina de otro costal. Vale.

*El autor es licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.

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